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Naturalismo e impresionismo








                     cerca de ser realización de sus ideas, ios Levin y  Piotr Besújov, son,


                     a  lo  sumo,  gente que  hace  feliz  al  pueblo,  pero  no verdaderos  de­


                     mócratas.  En  el  mundo  de  Dostoievski  domina,  por  el  contrario,



                     una plena democracia espiritual. Todos sus personajes, tanto los ri­


                     cos como los pobres, los aristócratas como los plebeyos, luchan con



                     iguales problemas morales. El rico príncipe Myshkin y el pobre es­


                     tudiante Raskolnikov son ambos vagabundos sin patria, déclassés y


                     rechazados,  que  no  tienen  ningún  puesto  en  la  moderna  sociedad


                     burguesa.  Todos  sus  héroes  están,  en  cierta  medida,  fuera  de  esta



                     sociedad y forman un mundo sin clases, en el que sólo dominan re­


                     laciones entre  almas. Están, en su hacer y su no hacer, siempre pre­


                     sentes  con  su  ser entero  y  su  alma entera y  representan  en  medio



                     de  la  rutina  del  mundo  moderno  una  realidad  puramente  espiri-


                     tual, anímica,  utópica.  «No  tenemos  intereses  de clase porque to­


                     mados estrictamente no nos corresponde ninguna clase, y porque el


                     alma rusa es más ancha que las antítesis de clase, los intereses y los



                     derechos  de  clase»,  escribe  Dostoievski  en  Diario  de  un  escritor,  y


                     nada  es  más  característico  de  su  mundo  intelectual  que  la  con­


                     tradicción  entre  esta  afirmación  y  la  conciencia  de  su  diferencia,



                     condicionada  clasísticamente,  frente  a  sus  colegas  aristócratas.  El


                     propio  Dostoievski,  que  traza  entre  él  y  los  representantes  de  la


                     «literatura de  propietarios»  una  línea  tan  marcada,  y  fundamenta


                     su derecho a la existencia como escritor en su  intelectualismo ple­



                     beyo,  niega,  por otra parte,  la existencia de clases y  cree  en  la pri­


                     macía de las  relaciones  anímicas sociales.


                                A  la semejanza de la posición  social de  Dostoievski  y de Dic­



                     kens se ha aludido ya repetidas veces. Obsérvese que ambos son hi­


                     jos  de padres  socialmente  no del  todo  bien arraigados y  que  cono­


                     cieron  desde  su  juventud el  sentimiento de  la inseguridad social  y


                     del desarraigo178.  Dostoievski era hijo de un médico militar y de la



                     hija  de  un  comerciante.  Su  padre  adquirió  una  pequeña  finca  y


                     mandó a sus hijos a estudiar en un colegio donde, por lo demás, sólo


                     iban los hijos de los nobles. La madre murió pronto y el padre, que








                               178  E dm und W ilson, The Woundand the Bow,  1941, pág.  50; Rex Warner, The Cuit

                     of Power,  1946, pág.  41,






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