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Naturalismo e impresionismo








                   época  siguiente,  su  enfermedad  que  se  agravaba,  su  vagabundeo


                   por Europa,  rompieron por completo su resistencia.  Ya el autor de


                   Crimen y castigo y de El idiota  busca en la religión defensa y paz; el



                   creador  de  Los  demonios  y  de Los hermanos Karamdzov es  un apolo­


                   gista entusiasta de la autoridad eclesiástica y profana y heraldo del


                   dogma positivo. Moralista, místico, reaccionario, según se le suele


                   caracterizar sumariamente, llega a serlo Dostoievski sólo en su épo­



                   ca tardía1” .  Pero aun con esta limitación no es fácil definirle polí­


                   ticamente.  Su  crítica del  socialismo es  un absurdo;  el mundo que


                   describe clama por el socialismo y por la libertad de la humanidad



                   de la pobreza y la humildad. Se tendrá que hablar en él del  «triun­


                   fo del realismo»,  de  la victoria del artista de clara mirada y men­


                   talidad realista sobre el político confuso y romántico. Pero en Dos­


                   toievski la situación está mucho más complicada que en Balzac. En



                   su arte actúa una profunda simpatía y solidaridad con  los  «humi­


                   llados y ofendidos», de la que nada hay en Balzac, y hay en él algo


                   así como una aristocracia de la pobreza, aunque también en su poe­



                   sía de las gentes pobres  mucho es sólo convención literaria y tópi­


                   co  romántico.  Dostoievski  es,  en  todo  caso,  uno  de  los pocos  au­


                   ténticos poetas de la pobreza, y no sólo porque escribe con simpatía


                   por  los pobres,  como  hacen,  por ejemplo,  George  Sand  y  Eugéne



                   Sue, o como consecuencia de pálidos recuerdos como Dickens, sino


                   como quien ha pasado la mayor parte de su vida en la miseria y du­


                   rante tiempo ha sufrido literalmente hambre. Por eso Dostoievski,



                   aun  cuando habla de  sus problemas religiosos y morales, produce


                   un efecto más excitante y revolucionario que cuando George Sand,


                   Eugéne  Sue  y  Dickens  hablan  de  la  miseria  y  la  injusticia  de  su


                   época.  Pero no es, en modo alguno, portavoz de las masas  revolu­



                   cionarias.  Con el proletariado obrero y el campesinado no tiene, a


                   pesar de  su  idealización  del  «pueblo»  y  de  su eslavofilia,  ningún


                   contacto  íntim o!76.  Sólo hacia el proletariado intelectual  se siente



                   él  de  veras  atraído.  Se  llama  a  sí  mismo  «proletario  literario»  y


                   «caballo de posta», que trabaja siempre bajo la presión de un pla­


                   zo de entrega, que  jamás  en  su vida ha vendido una obra de otro




                             175  E.  H,  Carr, op.  cit.,  págs.  281  sígs.

                             m   Ibid.,  págs.  267 sig.






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