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Historia social de la literatura y el arte
se dio a la bebida, era golpeado por sus propios campesinos, a los
que debe de haber tratado muy mal. Dostoievski se hundió desde
un nivel social relativamente respetable a la situación de aquel pro
letariado intelectual por el que se sentía, ora atraído, ora rechazado.
Nada es más verosímil que el que la actitud social de Dostoievski,
llena de contradicciones y en gran parte nada clara, igual que la de
Dickens, estuviera realmente en relación con la vacilante posición
de sus padres y con el temprano conocimiento que uno y otro tra
baron con el sentimiento de quedar fuera de una clase.
La posición de Dostoievski en la historia de la novela social
está caracterizada ante todo por el hecho de que es creación suya la
primera presentación naturalista de la gran ciudad moderna, con
su población pequeñoburguesa y proletaria, sus pequeños comer
ciantes y empleados, sus estudiantes y prostitutas, sus vagos y sus
hambrientos. El París de Balzac era todavía una fantasía románti
ca, escenario de aventuras fantásticas y maravillosos encuentros, un
escenario teatral pintado con el claroscuro de las antítesis, un país
de cuento donde habitaban como vecinas la cegadora riqueza y la
pobreza pintoresca. Dostoievski, por el contrario, pinta el cuadro
de la gran ciudad completamente gris sobre fondo gris, lo mismo
que un lugar de miseria oscura y sin color. Traza sus oficinas mi
nisteriales, sus tabernas espesas, sus apartamentos amueblados, esas
habitaciones «ataúdes», como él las llama, en las que pasan sus
días las más tristes víctimas de la vida de gran ciudad. Todo ello
tiene una innegable significación social y una intención política;
pero Dostoievski se esfuerza en volver a quitarles a sus personajes
los coeficientes clasistas. Derriba las barreras económicas y sociales
entre ellos y los mezcla, como si en realidad existiera algo como un
destino humano común. Su esplritualismo y su naturalismo de
sempeñan la misma función: crean la leyenda de un ser moral, que
vive su existencia regulada por leyes superiores por encima del na
cimiento, la clase y la educación. En Goncharov, Turguéniev y
Tolstói se mantienen sin borrarse los rasgos de clase en los perso
najes; la circunstancia de que pertenezcan a la nobleza, a la bur
guesía o al pueblo, ni por un momento se desconoce o se olvida.
Dostoievski descuida, por el contrario, a menudo, estas diferencias,
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