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Naturalismo e impresionismo
deben dejar adormecer la creencia de que lo nuevo es siempre lo
mejor si realmente desean aprovecharse de las conquistas de la téc
nica l". La continua y cada vez más creciente sustitución de viejos
artículos de uso diario por otros nuevos lleva, sin embargo, a un
aprecio cada vez menor de 1a posesión material, y pronto también
de la intelectual, y acomoda la velocidad a que se desarrollan los
cambios de valor filosóficos y artísticos a la de la moda cambiante.
La técnica moderna introduce de este modo un dinamismo sin pre
cedentes en la totalidad de la actitud ante la vida, y es sobre todo
este nuevo sentimiento de velocidad y cambio el que encuentra ex
presión en el impresionismo.
Con el progreso de la técnica va ligado, como fenómeno más
sorprendente, el tránsito de los centros de cultura a grandes ciuda
des en el sentido moderno; éstas constituyen el terreno en el que el
nuevo arte tiene sus raíces. El impresionismo es un arte ciudadano
por excelencia, y no sólo, desde luego, porque descubre la ciudad
como paisaje y devuelve la pintura desde el campo a la ciudad, sino
también porque ve el mundo con ojos de ciudadano y reacciona
ante las impresiones exteriores con los nervios sobreexcitados del
hombre técnico moderno; es un estilo ciudadano porque describe
la versatilidad, el ritmo nervioso, las impresiones súbitas, agudas,
pero siempre efímeras, de la vida ciudadana. Y, precisamente como
tai, significa una expansión enorme de la percepción sensorial, una
nueva sensibilidad agudizada, una nueva excitabilidad, y represen
ta, junto al gótico y el romanticismo, una de las más importantes
encrucijadas en la historia del arte occidental. En el proceso dia
léctico que describe la historia de la pintura, en el cambio de está
tica y dinámica, dibujo y color, orden abstracto y vida orgánica, el
impresionismo constituye el punto culminante de la tendencia di
námica y la disolución completa de la estática imagen medieval del
mundo. Lo mismo que de la economía de la baja Edad Media al ca
pitalismo, también del gótico al impresionismo corre un camino
ininterrumpido, y el hombre moderno, que concibe toda su exis-
w W. Sombarc, op. cit., III, 2, págs. 603-607; Die deutsche Volkswirtschaft im 19.
Jahrhundert, 7.a ed., 1927, págs. 397 sig.
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