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Historia social de la literatura y el arte
y Adam Bede, de George E liot1S9. La relación de Tolstói con el arte
sólo se comprende como síntoma de un cambio histórico, como
sig n o de una evolución que lleva a su fin a la cultura estética del
sig lo XIX y hace aparecer una generación que juzga el arte otra vez
co m o transmisor de ideas 19°.
Lo que esta generación reverenciaba en el autor de Guerra y
p a z no era, en modo alguno, al gran novelista, al creador de la ma
y o r novela de la literatura universal, sino, sobre todo, al reforma
d o r social, al fundador de una religión. Tolstói disfrutó de la fama
d e Voltaire, la popularidad de Rousseau, la autoridad de Goethe,
y, aún más que esto, se convirtió en figura legendaria, cuyo presti
g io recordaba el de los antiguos videntes y profetas. Yásnaia Poliana
se convirtió en un lugar al que la gente de todas las naciones, cla
ses sociales y estratos culturales acudía en peregrinación, y admi
rab a al viejo conde con su blusa de campesino como si fuera un san
to . Gorki no habrá sido el único en haber pensado al verle: «Este
h o m b re es semejante a Dios», confesión con la que el incrédulo
term in a sus memorias de Tolstói191. Muchos habrán tenido la sen
sación, como Thomas Mann, de que Europa se quedaba «sin amo»
después de su muerte m . Pero esto eran sólo meros sentimientos,
palabras de gratitud y lealtad. Tolstói era, sin duda, algo como la
conciencia viviente de Europa, el gran maestro y educador, que ex
presaba, como no lo hizo nadie, la intranquilidad moral y el deseo
d e renovación espiritual de su generación, pero con su ingenuo
rousseaunianismo y quietismo nunca habría sido capaz de seguir
siendo —si es que alguna vez lo fue- el «amo» de Europa. Porque
p u ed e ser suficiente para un artista, como Chéjov pensaba, plantear
las cuestiones precisas, pero un hombre que hubiera de regir su si
g lo habría también tenido que resolverlas adecuadamente.
189 Tolstói, ¿Qué es el arte?, XVI.
190 Cf. Th. M ann, Die Forderung des Tages, 1930, pág. 283.
191 M axim Gorky, Litera ture and Life, 1946, pág. 74. (Ed. cast., Literatura y vida.)
m T h. M ann, Die Forderung des Tages, pág. 278.