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Historia social de la literatura y el arte
tismo en lo fundamental adopta también este concepto activista
y utilitario de la verdad. Verdadero es lo que es efectivo, provechoso y
útil, lo que se acredita y «compensa», como dice William James.
No se puede imaginar una teoría del conocimiento más de acuerdo
con el impresionismo. Toda verdad tiene una cierta actualidad; vale
sólo en situaciones perfectamente determinadas, Una afirmación
puede ser verdadera intrínsecamente y, sin embargo, carecer de sen
tido en determinadas circunstancias porque está aislada. Si alguien a
la pregunta «¿Cuántos años tiene usted?» da la respuesta «La Tierra
gira alrededor del Sol», estas palabras, a pesar de la verdad eventual
de la aseveración, representan en las circunstancias dadas una afir
mación completamente extemporánea y carente de sentido. La reali
dad es una relación indisoluble de sujeto a objeto cuyos componen
tes independientes con relación a los otros son ininvestigables e
inconcebibles. Nosotros cambiamos y el mundo de objetos cambia
con nosotros. Afirmaciones sobre procesos naturales e históricos que
pueden haber sido verdaderas hace un siglo, no lo son ya, pues la rea
lidad está como nosotros en constante movimiento, desarrollo y cam
bio, es la suma de fenómenos siempre nuevos, inesperados y casuales,
y nunca puede ser considerada como conclusa. Todo el pragmatismo
surge de la experiencia impresionista, artísticamente mudable, de la
realidad; pues en la esfera del arte la verdad es efectivamente lo que
esta filosofía presume que es para el conjunto de la experiencia. El
Shakespeare del Dr. Johnson, de Coleridge, de Hazlitts y de Bradley
ya no existe; las obras del gran dramaturgo no son ya las mismas que
eran. Las palabras pueden ser las mismas; pero los poemas no se com
ponen de palabras, sino del sentido de las palabras, y este sentido se
modifica de generación en generación.
El pensamiento impresionista encuentra su expresión más
pura en la filosofía de Bergson, y sobre todo en su interpretación
del tiempo, que es el elemento vital del impresionismo. La irrepe-
tibilidad del momento, que no ha existido nunca antes ni volverá
a repetirse después, fue la experiencia fundamental del siglo XIX,
y toda la novela naturalista, principalmente la de Flaubert, era la
representación y el análisis de esta experiencia. Pero la concepción
del mundo propia de Flaubert se diferencia principalmente de la de