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E L «siglo XX» comienza después de la primera guerra mun
dial, es decir en los años veinte, lo mismo que el «siglo
XIX» no comenzó hasta alrededor de 1830. Pero la guerra
marca una variación en la marcha de las cosas sólo en cuanto que
suministra una ocasión para elegir entre las posibilidades exis
tentes. Las tres corrientes principales en el arte del nuevo siglo tie
nen sus precursores en el período precedente: el cubismo, en
Cézanne y los neoclásicos; el expresionismo, en Van Gogh y Strind-
berg; el surrealismo, en Rimbaud y Lautréamont. La continuidad
de la evolución artística corresponde a una cierta constancia en la
historia económica y social en el mismo período. Sombart limita
la vida del pleno capitalismo a ciento cincuenta años y lo hace termi
nar al estallar la guerra. Pretende incluso interpretar el sistema de
cártel y trust de 1895-1914 como fenómeno de vejez y como agüe
ro de la crisis inminente. Pero en el período anterior a 1914, sólo
los socialistas hablan de colapso del capitalismo, y en los círculos
burgueses la gente está ciertamente segura del peligro socialista,
pero no creen ni en las «contradicciones internas» de la economía
capitalista ni en la imposibilidad de superar sus crisis momentá
neas. En tales círculos no se piensa en una crisis del sistema mis
mo. La disposición de ánimo confiada, generalmente hablando,
continúa incluso en los primeros años después del fin de la guerra,
y la atmósfera de la burguesía no es, aparte de la clase media infe
rior, que tiene que luchar contra terribles dificultades, desesperada
en modo alguno.
La verdadera crisis económica comienza en 1929 con la quie
bra en Estados Unidos, que pone fin a la prosperidad de la guerra
y la posguerra y revela de modo inconfundible las consecuencias de
la falta de un plan internacional para la producción y la distribu
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