Page 330 - Educación en Bolivia (Warisata) y México (Chuminópolis) Arturo Vilchis
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VII. Conclusiones, similitudes, analogías y distancias  335




            morales y artísticas, dando énfasis a un carácter de continuidad
            de la vida humana.  Se distanciaron de una excesiva división de
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            lo manual y de lo intelectual, por lo cual se negaron a fomentar
            una desigualdad en la distribución del poder y de la riqueza. Al
            articular lo manual y lo intelectual, rompieron con las desigualda-
            des existentes y se negaron a corroborar la selección y división del
            trabajo previamente establecidas.
               Evidentemente no intentaron imponer o buscar una homoge-
            neización de las sociedades en las que insertaron la educación in-
            tegral que impartieron; no se concibió en el sentido de integrismo,
            como una forma de totalitarismo que separa e impone una homo-
            geneización; por lo contrario, manifestaron su decidido apoyo a la
            diversificación. En ambos proyectos pedagógicos es innegable que
            hubo quienes optaron más por una actividad intelectual que por
            una manual, lo cual no significó ni privilegio ni olvido de los pro-
            blemas y de las situaciones concretas. En el caso de aquellos que
            optaron por una actividad manual o más práctica tampoco signifi-
            có ni desigualdad e inferioridad social, ni ser sujeto de explotación,

               1   Continuidad de la vida humana, me refiero a la realización plena de una
            escuela única (como se manifestó plenamente en Warisata): como procesos edu-
            cativos no se signaron por una versión mecanicista y generacional que concebían
            al ser humano como producto de “etapas” que se viven en momentos particulares
            de la existencia, las cuales debían ser atendidas de manera especial, indistinta-
            mente de los estadios anteriores o de los procesos por vivir. Aunque en menor
            medida en Chuminópolis, pero en forma más plena en Warisata, no se atendió la
            educación como un trabajo fragmentado, impulsivo; no se educaba cada quien
            según el momento que se vivía en desconexión con sus experiencias pasadas, con
            las presentes y con las venideras, es decir, no se planteaba una educación orga-
            nizada en etapas pretéritas o futuras: el “cuando seas grande” con que muchas
            veces se le dice y practica al infante y al joven, que cancela un proyecto de vida
            para el adulto, no existió en Warisata, porque el proyecto estaba fundado en un
            proyecto para la vida desde su semilla en el jardín infantil hasta el momento del
            retorno a su comunidad y aun en su comunidad seguía en un proceso continuo
            de aprendizaje. Educar era un acto pleno y continuo, un proceso permanente que
            cada quien vivía como “ser en devenir”, es decir, como individuo que vive una
            permanente posibilidad de realización.
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