Page 335 - Educación en Bolivia (Warisata) y México (Chuminópolis) Arturo Vilchis
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340 Educación en Bolivia (Warisata) y México (Chuminópolis)
lográndose desenvolver una conciencia y una práctica propia, un
“autodeterminismo”, la q’ispiyasiña, una voluntad de “acción
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propia”, es decir, una autonomía.
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La autonomía se comprendió y practicó como una relación en-
tre las voluntades y los deberes, como autonomía del sujeto, del
individuo, se planteó desde una esfera donde se practicaron con-
sensos. Desde el plano individual y colectivo, la autonomía nunca
proporcionó una respuesta automática a todas las preguntas y pro-
blemas dialécticos que planteó la realidad y cómo se iba desenvol-
viendo ésta.
La autonomía como práctica libertaria fue y es una semilla in-
dividual que se articula a lo colectivo y/o social, es un proyecto, es
reflexión y autorreflexión del sujeto que la encarna y de las orga-
nizaciones donde se instrumentaliza. Por ello, para la pretensión
de que surgiera y brotara la autonomía, era preciso no sólo alterar
el campo social-histórico, sino también la esfera de lo mental y de
lo ético, modificarlos de manera que se pudiera llevar en práctica
sin limitantes.
La autonomía se comprende tanto en Chuminópolis como
en Warisata como un proceso permanente y en movimiento, en
búsqueda, desarrollo y construcción de una sociedad libre, que se
diera por sí misma, cierta y reflexivamente, sus propias organiza-
ciones, sabiendo que lo hacía, es decir, con conciencia de su actua-
ción. Desde la autonomía de sus participantes se forjó una socie-
dad libre que no fue algo concluido y cerrado, era actuar y llevar
en práctica de una forma reflexiva. La razón fue concebida como
un proceso de decisión que se creó en una dinámica de movimien-
to sin fin, sin ser hermética o individual sino comunal-colectiva.
3 “Impresiones de un paseo a Huarizata”, El Diario, La Paz, 20 de julio de
1932, p. 7.
4 La q’ispiyasiña, se entiende como la relación dialógica entre libertad y de-
terminismo.
5 Oriente. Órgano de la Escuela Racional, Mérida, vol. 1, núm.1, 15 de septiembre
de 1917, p. 10.