Page 82 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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44  NIGOLAS MAQUIAVELO

      posesiones precisamente por defenderle a él. Que la natu-
      raleza de los hombres es tal que igual se sienten obligados
      por los beneficios que hacen como por los que reciben. Por
      lo que, si se considera bien todo, no le será difícil a un prín-
      cipe prudente mantener  firme, tanto al principio como al
      final, el ánimo de sus ciudadanos durante el asedio, siem-
      pre que no les falte con qué vivir y defenderse.


                               XI

                  De principatibus ecclesiasticis
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        Ahora sólo nos resta hablar de los principados eclesiás-
      ticos  ahí las dificultades se presentan todas antes de po-
          2:
      seerlos; porque  se adquieren  o por virtud o por fortuna
      y se conservan sin la una ni la otra; ya que se apoyan en
      las seculares  leyes de la religión, tan poderosas y de tal
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      cualidad,  que mantienen  a sus príncipes en el poder sea
      cual sea su manera de proceder y de vivir. Estos prínci-
      pes son los únicos que tienen estados y no los defienden,
      súbditos y no los gobiernan;  los estados, aunque indefen-
      sos, no les son arrebatados; y los súbditos, no siendo go-
      bernados, no se preocupan de ello y ni piensan ni pueden
      sustraerse a su dominio. Sólo, pues, estos principados es-
      tán seguros y felices. Pero, como están regidos por una ra-
      zón superior a la que la mente humana no alcanza, dejaré
      de hablar de ellos; porque, siendo exaltados y mantenidos
      por Dios, discurrir sobre ellos sería un acto de hombre pre-
      suntuoso y temerario".
        No obstante  por si alguien me preguntara  por qué la

         1   De los principados eclesiásticos.
        2   Maquiavelo trata aquí con especial ironía estos principados «excep-
      cionales»; para una mayor crítica a la Iglesia ver los capítulos I, 27,
      y II, 2, de los Discursos.
        s  No sólo la religión es antigua sino también las leyes que permiten
      este tipo de principados.
        4   Si en el parecido caso de Moisés (Príncipe, VI) no había ironía sino
      respeto  por su humana virtud, aquí la  ironía es la nota dominante.
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