Page 86 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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48 NIGOLAS MAQUIAVELO
las leyes han de ser necesariamente buenas, dejaré a un
lado el hablar de las leyes y hablaré de las armas.
Digo, pues, que las armas con las que un príncipe de-
fiende su estado, o son propias o mercenarias, o auxiliares
o mixtas. Las mercenarias o auxiliares son inútiles y peli-
grosas; y si uno tiene su estado fundado sobre las armas
mercenarias, jamás estará tranquilo y seguro; porque están
desunidas, son ambiciosas, indisciplinadas, desleales, gallar-
das entre los amigos y entre los enemigos viles; ni teme-
rosas de Dios ni leales con los hombres; y con ellas se re-
trasa la derrota en la medida en que se difiere el ataque;
en la paz te despojan ellas y en la guerra el enemigo. Y
todo eso porque no tienen otro interés 3 ni otro motivo que
las mantenga en el campo de batalla que una triste solda-
da, que no basta para que quieran morir por ti. Desean ser
tus soldados mientras no declares la guerra, pero en cuan-
to estalla, no piensan más que en dejarte o huir. Y no de-
bería costarme mucho convenceros de esto, ya que la actual
ruina de Italia no tiene otro origen que la confianza dada
durante largos años a las armas mercenarias. Las cuales hi-
cieron en el pasado, para algunos, ciertos progresos, y pa-
recían fuertes luchando entre sí, pero en cuanto se presen-
tó el extranjero mostraron lo que en realidad eran; y así
pudo Carlos, rey de Francia, conquistar Italia con el yeso4•
Y tenía razón quien decía que la causa de todo ello eran
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nuestros pecados sólo que no eran los que él creía, sino
l Maquiavelo emplea la palabra «amor», que es lo que, a su juicio
necesitan las tropas para luchar, es decir, un interés muy grande, una
fe ciega en la causa que se está defendiendo. Por eso preconiza el em-
pleo de tropas propias que luchen por algo que realmente les esté
«a cuore».
4 Se refiere a la facilidad con que Carlos VIII ocupó Italia en 1494.
Según frase atribuida por Philippe de Commynes: Mémoires, VII, 14, a
Alejandro VI, «los franceses entraron en Italia con espuelas de madera y
con el yeso en la mano de los furrieles para ir señalando los lugares en
los que se iban a alojar las tropas».
1 Alusión a Savonarola, especialmente al sermón del 1 de noviembre
de 1494: «le rue sceleratezze ... o Italia ... la tua ernpierá ... fanno venire ques-
te tribulazioni ... ».