Page 87 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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los que yo he expuesto; y como que eran pecados de prín-
cipes, la pena la han pagado también ellos 6•
Quiero mostrar aún mejor lo funestas que son estas tro-
pas. Los capitanes mercenarios, o son excelentes hombres
de armas o no lo son: si lo son, no puedes fiarte de ellos,
pues aspirarán siempre a su propia grandeza, o bien opri-
miéndote a ti que eres su señor, o bien oprimiendo a otros
en contra de tus intenciones; si no lo son y carecen de cua-
lidades, lo natural será que causen tu ruina. Y si se me res-
ponde que cualquiera que tenga las armas en la mano, sea
o no mercenario, hará lo mismo, replicaré mostrando cómo
un príncipe o una república han de utilizar las armas: el
príncipe debe ir al frente de sus tropas, haciendo de-capi-
tán; la república tiene que mandar a sus ciudadanos: y cuan-
do manda a uno que no resulta valiente, tiene que cam-
biarlo; y si lo es, frenarlo con leyes, para que no pueda ex-
cederse en sus funciones. Y por experiencia vemos cómo
príncipes solos y repúblicas armadas obtienen grandes vic-
torias, mientras que las armas mercenarias no traen más
que graves daños; y con mayor dificultad cae bajo el domi-
nio de uno de sus ciudadanos una república armada con tro-
pas propias que otra armada con tropas de fuera. Roma y
Esparta permanecieron durante muchos siglos armadas y
libres. Los suizos están armadísimos y son muy libres. De
tropas mercenarias en la antigüedad tenemos ejemplos en-
tre los cartagineses, que estuvieron a punto de ser oprimi-
7,
dos por sus propios soldados mercenarios terminada la
primera guerra contra los romanos, a pesar de tener los car-
tagineses como jefes, o sus propios ciudadanos. Filipo de
Macedonia fue nombrado por los tebanos, después de la
muerte de Epaminondas, capitán de sus ejércitos; y conse-
6 Continúa el uso de términos «savonarolianos» con distinto sentido.
Para los príncipes el castigo, la derrota, es consecuencia de sus pecados;
el límite político militar de sus estados. La constante polémica contra los
príncipes italianos, presente en todo el opúsculo y en la obra entera de
Maquiavelo culminará en el capítulo XXIV del Príncipe.
7 La revuelta de los mercenarios cartagineses duró desde el año 241
al 237 a. C.