Page 92 - Maquiavelo, Nicolas. - El Principe [1513]
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54  NIGOLAS MAQUIAVELO

      siempre perjudiciales; porque, si pierden, quedas deshecho,
      y si ganas te conviertes en su prisionero. Y aun cuando las
      antiguas historias estén llenas de tales ejemplos, no quiero
      sin embargo alejarme de este reciente ejemplo del papa Ju-
      lio 11; cuya decisión no pudo ser menos meditada: ponerse
      en manos de un extranjero tan sólo por obtener Ferrara.
      Pero su suerte hizo que surgiera un tercer elemento que evi-
      tó que recogiera el rruto de su mala elección; ya que, ha-
      biendo sido derrotados sus soldados auxiliares en Rávena,
      aparecieron los suizos, que hicieron huir a los vencedores
      en contra de toda opinión, tanto suya como de los demás,
      no quedando así prisionero  de los enemigos, que habían
      huido, ni de sus auxiliares, puesto que había vencido con
      otras armas que no eran las de éstos. Los florentinos, en-
      contrándose completamente desarmados, llevaron diez mil
      franceses a Pisa para expugnarla;  y con esta decisión co-
      rrieron más peligro que en ningún otro momento de su di-
      fícil historia.  El emperador  de Constantinopla 3  para en-
      frentarse a sus vecinos, hizo entrar en Grecia a diez mil tur-
      cos; que, terminada la guerra, no quisieron salir, lo que fue
      el principio  de la esclavitud de Grecia bajo los infieles.
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        Aquel, pues, que quiera no poder vencer  que se valga
      de tales. armas; ya que son mucho más peligrosas que las
      mercenarias. Porque con éstas la derrota está asegurada de
      antemano: ya que están muy unidos y únicamente supedi-
      tados a la obediencia de otros; mientras que las mercena-
      rias, aun cuando hayan vencido, necesitan para dañarte más
      tiempo y ocasión más propicia, pues no forman un cuerpo
      único y han sido en cambio reclutadas y pagadas por ti; en
      estas tropas un tercero al que tú confíes el mando no pue-
      de alcanzar fácilmente la autoridad suficiente para perju-




        ' Juan Cantacuzeno, en la guerra civil entre sus partidarios y los de
      Paleólogo (1341-1347) recibió ayuda del emir turco de Jonia, Amis, y a
      la muerte de éste del emir de Bitinia, Orean. Terminada la guerra con la
      abdicación de Juan Cantacuzeno, los turcos se negaron a salir del país.
       4   Sarcástica y dura expresión conrra los que hacen la «mala elección»
      de armas auxiliares.
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