Page 173 - Crepusculo 1
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su intento de curarle de aquella aversión a su «fuente natural de alimentación». Ellos
intentaron persuadirle y él a ellos, en vano. Llegados a ese punto, Carlisle decidió probar
suerte en el Nuevo Mundo. Soñaba con hallar a otros como él. Ya sabes, estaba muy solo.
«Transcurrió mucho tiempo sin que encontrara a nadie, pero podía interactuar entre los
confiados humanos como si fuera uno de ellos porque los monstruos se habían convertido en
tema para los cuentos de hadas. Comenzó a practicar la medicina. Pero rehuía el ansiado
compañerismo al no poderse arriesgar a un exceso de confianza.
«Trabajaba por las noches en un hospital de Chicago cuando golpeó la pandemia de
gripe. Le había estado dando vueltas durante varios años y casi había decidido actuar. Ya que
no encontraba un compañero, lo crearía; pero dudaba si hacerlo o no, ya que él mismo no
estaba totalmente seguro de cómo se había convertido. Además, se había jurado no arrebatar
la vida de nadie de la misma manera que se la habían robado a él. Estaba en ese estado de
ánimo cuando me encontró. No había esperanza para mí. Me habían dejado en la sala de los
moribundos. Había asistido a mis padres, por lo que sabía que estaba solo en el mundo, .y
decidió intentarlo....
Ahora, cuando dejó la frase inacabada, su voz era apenas un susurro. Me pregunté qué
imágenes ocuparían su mente en ese instante, ¿los recuerdos de Carlisle o los suyos? Esperé
sin hacer ruido.
Una angelical sonrisa iluminaba su rostro cuando se volvió hacia mí.
—Y así es como se cerró el círculo —concluyó.
—Entonces, ¿siempre has estado con Carlisle?
—Casi siempre.
Me puso la mano en la cintura con suavidad y me arrastró con él mientras cruzaba la
puerta. Me volví a mirar los cuadros de la pared, preguntándome si alguna vez llegaría a oír el
resto de las historias.
Edward no dijo nada mientras caminábamos hacia el vestíbulo, de modo que pregunté:
— ¿Casi?
Suspiró. Parecía renuente a responder.
—Bueno, tuve el típico brote de rebeldía adolescente unos diez años después de...
nacer... o convertirme, como prefieras llamarlo. No me resignaba a llevar su vida de
abstinencia y estaba resentido con él por refrenar mi sed, por lo que me marché a seguir mi
camino durante un tiempo.
— ¿De verdad?
Estaba mucho más intrigada que asustada, que es como debería estar.
Y él lo sabía. Vagamente me di cuenta de que nos dirigíamos al siguiente tramo de
escaleras, pero no estaba prestando demasiada atención a cuanto me rodeaba.
— ¿No te causa repulsa?
—No.
— ¿Por qué no?
—Supongo que... suena razonable.
Soltó una carcajada más fuerte que las anteriores. Ahora nos encontrábamos en lo más
alto de las escaleras, en otro vestíbulo de paredes revestidas con paneles de madera.
—Gocé de la ventaja de saber qué pensaban todos cuantos me rodeaban, fueran
humanos o no, desde el momento de mi renacimiento —susurró—. Ésa fue la razón por la que
tardé diez años en desafiar a Carlisle... Podía leer su absoluta sinceridad y comprender la
razón de su forma de vida.
Apenas tardé unos pocos años en volver a su lado y comprometerme de nuevo con su
visión. Creí poderme librar de los remordimientos de conciencia, ya que podía dejar a los
inocentes y perseguir sólo a los malvados al conocer los pensamientos de mis presas. Si
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