Page 30 - Crepusculo 1
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— ¿Cómo demo...? —me paré para aclarar las ideas y orientarme—. ¿Cómo llegaste
               aquí tan rápido?
                      —Estaba a tu lado, Bella —dijo; el tono de su voz volvía a ser serio.
                      Quise incorporarme, y esta vez me lo permitió, quitó la mano de mi cintura y se alejó
               cuanto le fue posible en aquel estrecho lugar. Contemplé la expresión inocente de su rostro,
               lleno de preocupación. Sus ojos dorados me desorientaron de nuevo. ¿Qué era lo que acababa
               de preguntarle?
                      Nos localizaron enseguida. Había un gentío con lágrimas en las mejillas gritándose
               entre sí, y gritándonos a nosotros.
                      —No te muevas —ordenó alguien.
                      — ¡Sacad a Tyler de la furgoneta! —chilló otra persona.
                      El bullicio nos rodeó. Intenté ponerme en pie, pero la mano fría de Edward me detuvo.
                      —Quédate ahí por ahora.
                      —Pero hace frío —me quejé. Me sorprendió cuando se rió quedamente, pero con un
               tono irónico—. Estabas allí, lejos —me acordé de repente, y dejó de reírse—. Te encontrabas
               al lado de tu coche.
                      Su rostro se endureció.
                      —No, no es cierto.
                      —Te vi.
                      A  nuestro  alrededor  reinaba  el  caos.  Oí  las  voces  más  rudas  de  los  adultos,  que
               acababan de llegar, pero sólo prestaba atención a nuestra discusión. Yo tenía razón y él iba a
               reconocerlo.
                      —Bella, estaba contigo, a tu lado, y te quité de en medio.
                      Dio rienda suelta al devastador poder de su mirada, como si intentara decirme algo
               crucial.
                      —No —dije con firmeza.
                      El dorado de sus ojos centelleó.
                      —Por favor, Bella.
                      — ¿Por qué? —inquirí.
                      —Confía en mí —me rogó. Su voz baja me abrumó. Entonces oí las sirenas.
                      — ¿Prometes explicármelo todo después?
                      —Muy bien —dijo con brusquedad, repentinamente exasperado.
                      —Muy bien —repetí encolerizada.
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                      Se necesitaron seis  EMT   y dos  profesores,  el  señor Varner  y el  entrenador Clapp,
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               vehemencia. Intenté imitarle, pero me traicionó al chivarles que había sufrido un golpe en la
               cabeza y que tenía una contusión. Casi me morí de vergüenza cuando me pusieron un collarín.
               Parecía que todo el instituto estaba allí, mirando con gesto adusto, mientras me introducían en
               la parte posterior de la ambulancia. Dejaron que Edward fuera delante. Eso me enfureció.
                      Para  empeorar  las  cosas,  el  jefe  de  policía  Swan  llegó  antes  de  que  me  pusieran  a
               salvo.
                      — ¡Bella! —gritó con pánico al reconocerme en la camilla.
                      —Estoy perfectamente, Char... papá —dije con un suspiro—. No me pasa nada.
                      Se giró hacia el EMT más cercano en busca de una segunda opinión. Lo ignoré y me
               detuve  a  analizar  el  revoltijo  de  imágenes  inexplicables  que  se  agolpaban  en  mi  mente.


                           [N.  del  T.]  Siglas  de  Emergency  Medical  Technician  (Técnicos  Médicos  de
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               Emergencia).




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