Page 31 - Cuentos de la selva para los niños
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— Yo también quiero compartir algo con ustedes  —dijo mi abuela—. Vi el
                            otro día en la televisión que, en esta provincia, cerca de Sigchos, se encuen-
                            tra la tumba de Atahualpa en un sitio que se llama Malqui Machay, que en
                            quichua quiere decir “tumba”. Es un gran descubrimiento.

                            —¿Y el tesoro?, ¿también está el tesoro? —preguntó Tito.


                            —Creo que el mayor tesoro para nosotros es encontrar la tumba del último
                            inca —opinó el profe.

                            Cuando  llegamos  a  Latacunga,  fuimos  directamente  al  restaurante  porque                                31
                            teníamos mucha hambre a pesar de que en el camino comimos allullas con
                            queso de hoja.

                            —Por favor, chugchucaras completas para todos —dijo el profe apenas lle-
                            gamos—. Con ajicito para que estos guaguas prueben este ají maravilloso
                            hecho con tomate de árbol.

                            En una de las esquinas, en un mueble de vidrio, había un traje y una careta
                            negra.

                            —¿Este es un disfraz de Mama Negra? —preguntó mi abuela a la señora que
                            atendía.

                            —Sí. Es casi una reliquia porque es muy antiguo —dijo la doña.

                            —Señora, ¿sería usted tan gentil de hablarnos sobre esta iesta? Hemos ve-
                            nido a Latacunga a conocer su comida típica y sus iestas.

                            —¡Claro!, con mucho gusto —respondió ella, muy contenta—. Esta es nues-
                            tra iesta más importante. Mi papacito, que en paz descanse, hizo de Mama
                            Negra durante muchos años.

                            —¿Su papá se disfrazaba de mujer? —le pregunté.

                            —Sí, así se hace en esta iesta. La Mama Negra es siempre un hombre que
                            usa la careta del personaje, que es de madera. Pero mejor coman pronto
                            porque aquí todo se enfría rapidito.

                            —Y mientras nos sirven —dijo el profe—, voy a darles la receta de este plato.
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