Page 31 - Matilda
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Así pues, la tarde siguiente, tan pronto como la señora Wormwood se marchó
      en su  coche  a  otra  sesión de  bingo,  Matilda  se encaminó  a  casa  de  Fred para
      averiguarlo. Llamó a la puerta y le preguntó si sería tan amable de enseñarle el
      famoso pájaro. Fred se sintió encantado y la condujo a su dormitorio donde, en
      una  jaula  de  gran  altura,  había  un  loro,  de  color  azul  y  amarillo,  realmente
      precioso.
        —Ahí está —dijo Fred—. Se llama Chopper.
        —Hazlo hablar —ordenó Matilda.
        —No puedes hacerle hablar —le explicó Fred—. Hay que tener paciencia.
      Habla cuando quiere.
        Aguardaron. De repente, el loro dijo: « Hola, hola, hola» . Era igual que una
      voz humana.
        —¡Es asombroso! —exclamó Matilda—. ¿Qué más sabe decir?
        —¡No fastidies! —dijo el loro, imitando maravillosamente una voz fantasmal
      —. ¡No fastidies!
        —No para de decir eso —rió Fred.
        —¿Qué más sabe decir? —preguntó Matilda.
        —Eso es todo. Pero es estupendo, ¿no?
        —Es fabuloso —admitió Matilda—. ¿Me lo dejarías una noche?
        —No —contestó Fred—. Desde luego que no.
        —Te daré mi paga de la semana que viene —dijo Matilda.
        Eso era otra cosa. Fred lo pensó unos segundos.
        —De acuerdo —dijo—, si prometes devolvérmelo mañana.
        Matilda  regresó  tambaleándose  a  su  casa  desierta,  llevando  la  jaula  con
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