Page 34 - Matilda
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—Es un fantasma —afirmó Matilda.
—¡Que el cielo nos valga! —gritó la madre, agarrándose al cuello de su
marido.
—¡Claro que es un fantasma! —dijo Matilda—. ¡Yo lo he escuchado antes!
Esta habitación está encantada. Creía que lo sabíais.
—¡Sálvanos! —gritó la madre, casi estrangulando a su marido.
—Yo me voy de aquí —dijo el padre, más gris aún.
Salieron todos, cerrando la puerta tras ellos.
A la tarde siguiente, Matilda se las arregló para rescatar de la chimenea un
loro bastante manchado de hollín y malhumorado y sacarlo de la casa sin ser
vista. Salió por la puerta trasera y lo llevó, sin dejar de correr, a casa de Fred.
—¿Se portó bien? —le preguntó Fred.
—Lo hemos pasado estupendamente con él —dijo Matilda—. A mis padres
les ha encantado.