Page 36 - 14 Copernico
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centro de todo. La altura del cilindro es un tercio de su diámetro.
El Sol, la Luna y los planetas son huecos en unas ruedas invisibles
que rodean la Tierra. Pitágoras (ca. 580-495 a.C.), a su vez, sugirió
que la Tierra es una esfera y que todo el universo es también esfé-
rico. Para ayudar a la navegación, Timocaris de Alejandría (320-
260 a.C.) y Aristilo (siglo m a.C.) realizaron un catálogo con las
posiciones aparentes de diversas estrellas.
Pero es de Aristarco de Samos (310-230 a.C.) de quien tene-
mos constancia de que estableció un primer modelo en el que la
Tierra gira alrededor del Sol, y no al revés. Esta idea le valió un
rechazo generalizado, al contradecir lo que parece ser la experien-
cia general de que nuestro planeta no se mueve. Pocos debieron
de ser sus seguidores, porque astrónomos posteriores siguieron
admitiendo una visión geocéntrica.
Por su parte, Eratóstenes (276-194 a.C.) midió con gran
aproximación las distancias al Sol y la Luna, determinó el ta-
maño relativo de ambos astros respecto a la Tierra y calculó con
bastante precisión la circunferencia terrestre, un hecho conside-
rado como uno de los momentos estelares de la historia de la
ciencia. Hiparco de Nicea (190-120 a.C.) descubrió la precesión
de los equinoccios, estudió el movimiento de la Luna y deter-
minó la duración del año. Solo Plutarco de Queronea ( 46-120), el
autor de las Vidas paralelas, se atrevería a plantear, ya en época
cristiana, la imposibilidad de que el universo, si es infinito, pueda
tener un centro.
Copérnico comenzó a conocer a estos astrónomos durante
sus estudios en Cracovia. La mayoría le llegaba en referencias
muy posteriores, lo que le condujo a la búsqueda de fuentes más
directas, preferiblemente en el idioma original. De ahí nació su
interés por aprender griego con la suficiente soltura como para
poder sumergirse en un mundo que le resultaba apasionante.
Como ya hemos indicado, en tiempos de Copérnico la obra de
Aristóteles (384-322 a.C.) dominaba aún, casi dos mil años des-
pués de ver la luz. Su concepción del cosmos estaba basada en
una visión puramente filosófica. Para Aristóteles, el universo está
dividido en dos partes, la región terrestre y la celeste. En la pli-
mera, todos los seres están formados por una combinación de
36 PRIMEROS AÑOS: LAS IDEAS CLÁSICAS