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LA ERA DE LOS DESCUBRIMIENTOS
La segunda mitad del siglo xv y la primera del xv1 son consideradas como el
momento histórico en el que se producen los mayores descubrimientos geo-
gráficos. Hasta ese momento, los europeos mantenían relaciones comerciales
por tierra con Asia central, China e India, así como con el norte de África. Du-
rante los cien años que duró aproximadamente este período se abrieron rutas
marítimas con América, toda África y Asia. En cierta manera, el descubrimiento
de América marcó un cambio de paradigma en el modelo de nuestro planeta,
cambio equivalente al que se produjo, también en la misma época, en el mode-
lo del cosmos. Exploradores que se basaron en conocimientos olvidados o
suposiciones arriesgadas se atrevieron a lanzarse en pos de una dudosa aven-
tura en la que muchos perdieron hacienda o vida e incluso ambas.
Pioneros portugueses y exploradores españoles
Fundamentalmente fueron España y Portugal los dos países que se implicaron
en esas empresas, consideradas descabelladas al principio. Los portugueses
iniciaron esta era avanzando hacia el sur de África. En 1482, Diego Cao alcan-
zó la desembocadura del río Congo. Seis años después, Bartolomé Díaz dobló
el cabo de Buena Esperanza y alcanzó el océano Índico. Y Vasco de Gama
alcanzaría India en 1498. Pero fueron los españoles, comandados por un ge-
novés, Cristóbal Colón, quienes alcanzaron un nuevo continente tras navegar
hacia el oeste para así intentar llegar al este, dado que se suponía que la
Tierra era redonda. En 1492 descubrieron las Indias Occidentales, luego bau-
tizadas como América. También la corona española sufragó la circunnavega-
ción del planeta, que tuvo lugar entre 1519 y 1522, primero bajo el mando del
portugués Fernando de Magallanes y, a la muerte de este, del español Juan
Sebastián Elcano. La gesta acabó con cualquier duda respecto a la forma
esférica de nuestro planeta. iLa esfericidad de la Tierra se había comprobado,
empíricamente, por primera vez!
trarse párrafos que pudieran deberse a esta lectura temprana del
autor florentino: «Algunos lo llamaban (al Sol) faro del mundo.
[ ... ] Así pues, el Sol [ ... ] dirige a la familia de los planetas, que
giran alrededor de él».
De esta manera, en el joven estudiante, que bebía de sus
maestros conocimientos nuevos, se cortjugaban dos fuerzas com-
plementarias. De una parte, las atractivas ideas neoplatónicas y
pitagóricas que desafiaban a la concepción aristotélica del mundo.
40 PRIMEROS AÑOS: LAS IDEAS CLÁSICAS