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bien contestar las  ideas  cosmológicas  que  le  inculcaban sus
        maestros en la Academia. El texto de Euclides nos habla de su
        inquietud por la geometría y ambas Tablas corresponden a medi-
        das ampliamente aceptadas por la comunidad astronómica del
        momento.
            Aparte de su entrega a los estudios teóricos, es razonable
        considerar que alguien que mostraba tanto interés en la astrono-
        mía no dejara de aprovechar cualquier oportunidad para profun-
        dizar en ella, en especial en aquellos aspectos que estaban menos
        desarrollados en las clases de aula. En este sentido, aunque Co-
        pémico nunca fuera alumno directo de Wojciech de Brudzewo,
        puede pensarse que acudiría al observatorio que este científico
        había instalado en su casa. Por otra parte, desde el año 1444, en
        época del profesor Jan de Olkusz, existía la tradición de enseñar
        la construcción y el uso de cuadrantes y astrolabios en el Colegio
        Mayor (Collegium Maius). Pero fue en los años en los que Nicolás
        era estudiante cuando Marcin Bylica (1433-1493), antiguo profe-
        sor en Cracovia, murió en Buda cuando ejercía de astrónomo en
        la corte húngara y legó sus instrumentos a la Academia, donde
        todavía se conservan. En concreto, en 1494, llegaron a Cracovia
        tanto su biblioteca como un astrolabio árabe del siglo xr  y un
        globo celeste o esfera armilar, construido en Viena por Juan Dom
        hacia 1480.
            Pero, aparte de los cursos formales y de la relación con sus
        profesores, una universidad como la de Cracovia facilitaba a su
        collegium la posibilidad de interaccionar con profesores de toda
        Europa, que llegaban atraídos por el ambiente intelectual, por la
        tolerancia y por el  hervidero cultural en que  la institución se
        había convertido. En Cracovia se había conformado una corpora-
        ción profesional que proporcionaba condiciones adecuadas para
        entregarse a una actividad intelectual sin distinciones de nacio-
        nalidad o religión.
            En ese ambiente, un estudiante de espíritu tan inquieto como
        era Copémico  debió  de trabar relación con profesionales del
        campo científico que más le interesaba, la astronomía, y segura-
        mente las utilizaría para ampliar los conocimientos que,  sobre
        ella, recibía en las aulas.





                                           PRIMEROS AÑOS: LAS IDEAS CLÁSICAS   33
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