Page 21 - Primer libro VIM
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ahí a superar las más inimaginables barreras. No había otra opción para una persona con discapacidad
motora con la energía de Santiago: “o te quedabas encerrado en tu casa el resto de tus días o te arriesgabas
a enfrentar la vida en Chapalilla con todos sus obstáculos”. Cada centímetro que recorría Santiago significaba
un nuevo reto y una oportunidad para ser más y más independiente.
Su misma personalidad energética y su carácter imparable, terminarían de forjar ese modo singular de ser
independiente: enraizándolo en la indignación que le causaba observar todo el desprecio y abandono al
que eran orilladas las personas con discapacidad motora en su Estado (y prácticamente, en todo el mundo
–constataría después-) cuando viven en sociedades que no se hacen cargo de sus propias discapacidades y
que, por lo mismo, carecen de la sensibilidad necesaria para acompañar a aquéllos que poseen discapacidad
motora, discriminándolos terriblemente.
A partir de su paso por esta muy silvestre “primera escuela de integración social para la vida independiente”,
ningún obstáculo sería imposible de superar para Santiago, como se puede constatar en su propia historia de
vida y en los casi treinta años –desde 1982- de forjar un nuevo concepto de vida independiente en México.
El Liderazgo Social: una vocación que se gesta en la discapacidad
En la década inicial de su nueva vida como persona con discapacidad, Santiago desarrolló la primera
etapa de un liderazgo social que comenzó a gestarse, inexplicablemente, después de su accidente: la
energía que lo caracterizaba y la indignación que le causaba ser testigo de tantos abusos cometidos por
muchos de sus paisanos con profunda discapacidad emocional, fueron factores determinantes. Desde
su silla de ruedas, Santiago fue capaz de reagrupar a algunos de los líderes de la región con bajo nivel
económico. Pronto se convirtió en una especie de periodista del pueblo.
El liderazgo de Santiago y de su madre, podía atestiguarse muy claramente en las asambleas comunitarias:
juntos hacían que la gente tomara conciencia del absurdo de pretender atender su discapacidad emocional
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(huella de abandono) recurriendo al alcoholismo, al abuso y otras adicciones.
No era un juego: en varias ocasiones Santiago estuvo amenazado de muerte, por quienes veían mermadas
sus actividades ilícitas. Así con su discapacidad y haciendo caso omiso de sus limitaciones físicas, Santiago
fue forjando en esos años su espíritu de luchador social, en beneficio de su comunidad: consciente de
que todos tenemos algún tipo de discapacidad que debemos asumir y atender; y, de las cuáles, debemos
hacernos responsables.
Tanto fue su desentenderse de que tenía discapacidad, que no le había pasado por la cabeza dedicarse a trabajar
a favor de las personas con discapacidad. Sabía de su abandono y le indignaba, pero le llamaba más la atención
enfrentar abusos; de hecho, no simpatizaba con muchos de sus compañeros con discapacidad, al ver cómo se
abandonaban a sí mismos o, peor aún, cómo intentaban manipular a otros aprovechándose de su condición.
No obstante, todo indicaba que su destino a favor de las personas con discapacidad ya estaba marcado: sin
buscarlo ni esperarlo, se convirtió en el presidente de la “Agrupación de Personas con Limitaciones Físicas
del Estado de Nayarit, A. C.” en un hecho totalmente fortuito, como se describe más adelante.
Pronto se dio cuenta Santiago de la trascendencia de su liderazgo y su recién descubierta vocación a favor de
las personas con discapacidad; y, desde entonces, ha dedicado todo su tiempo y su energía, a desarrollarlos.
1 La huella de abandono, enseña la Semiología, es una herida profunda en la conciencia humana, que produce angustia existencial y desamparo
(discapacidad emocional, decimos nosotros). Es la conciencia de nuestra propia vulnerabilidad.
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