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sobre otro?-, se impuso también por una cuestión de comodi-
                      dad. ¿Alcanzaría a reinterpretar también la gravedad, donde se-
                     guía reinando una ley de aplicación instantánea? Para resolver la
                      cuestión, Einstein tuvo que diseñar una teoría de nueva planta: la
                     teoría general de la relatividad.





                      EN  LA PROSPERIDAD Y EN LA ADVERSIDAD

                     La vanguardia teórica llevó a cabo un trabajo de siembra para las
                     aplicaciones tecnológicas. Detrás de <;;oulomb, Oersted, Ampere,
                     Faraday y Maxwell, vinieron Marconi, Graham Bell, Morse, Tesla
                     y Edison, y un enjambre de empresarios dispuestos a ganar una
                     fortuna con sus inventos. Jakob y Hermann Einstein se sumaron
                     a los emprendedores que se acercaron al campo del electromag-
                     netismo para participar de la cosecha.
                         Sus comienzos en Múnich justificaban los mejores augurios.
                     En 1885 firmaron un contrato para iluminar por primera vez con
                     luz eléctrica el Oktoberfest, y participaron en la exposición elec-
                     trotécnica internacional que se celebró en Frankfurt en 1891.
                         La industria de suministro eléctrico había experimentado
                     un crecimiento vertiginoso.  En la década entre 1880 y 1890,  la
                     demanda de instalaciones era tan fuerte que muchos empresa-
                     rios modestos pudieron aspirar a un trow del pastel.  Sin em-
                     bargo, en Alemania las grandes compañías le fueron comiendo
                     terreno a las empresas familiares, hasta acorralarlas y expulsar-
                     las del mercado.  En 1894 se produjo la primera quiebra de la
                     Elektro-Technische Fabrik Jakob Einstein & Cie.  El represen-
                     tante italiano de la firma, Lorenzo Garrone, propuso un traslado
                     a Pavía. En lo que Hermann sopesaba los pros y los contras de
                     una decisión de ese calado, Jakob lo aturdió con su entusiasmo
                     y lo metió en un tren rumbo al Mediodía italiano.
                         Sus respectivas familias no tuvieron más remedio que sumar-
                     se al éxodo. Hermann y Pauline dejaron atrás su idílica residencia
                     al abrigo de los árboles, a sus amigos y familiares, la música llana
                     de su lengua materna ...  y a su hijo.  Convencidos de que los ac-






          34         LA REVOLUCIÓN ELECTROMAGNÉTICA
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