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Mientras los barcos eran equipados con el nuevo instrumento,
       Petrns Peregrinus de Maricourt ( ca 1260) investigaba la naturaleza
       del magnetismo, siendo el primero en descubrir la existencia de las
       dos polaridades magnéticas, que designó polos norte y sur. En su
       opinión, las misteriosas fuerzas que obligaban al hierro a moverse
       hacia el imán eran parecidas a las que impulsaban a los planetas
       y al Sol a girar en torno a la Tierra. Su obra más famosa, Epístola
       sobre el imán (1269),  la escribió mientras estaba acampado con
       las tropas durante el sitio de Lucera. Se trata de un pequeño gran
       momento de empirismo en una época caracterizada por una falta
       casi total de interés por la observación y la experimentación.


        «Las ecuaciones de Maxwell han tenido un impacto mayor en la
                          historia de la humanidad que diez presidentes.»
                                   -  CARL  8AGAN,  ASTRÓNOMO  Y  DIVULGADOR ESTADOUNIDENSE.

          Hubo que esperar a 1600 para que apareciera el que, por mé-
       ritos propios, es el primer libro científico de importancia en In-
       glaterra, Sobre el imán, los cuerpos magnéticos y el Gran Imán,
      la  Tierra.  Por él se considera a su autor, William Gilbert (1544-
       1603), médico de la reina Isabel I, padre de la ciencia experimen-
       tal inglesa y a quien debemos la palabra «electricidad», tomada
       del griego elektron. La obra contiene muchos experimentos con
       hierro y calamitas, numeroso instrumental de laboratorio dise-
      ñado por él mismo y profusas refutaciones a creencias erróneas
      habitualmente admitidas, como la constrncción de móviles per-
      petuos magnéticos. El libro es por entero no matemático en su
      enfoque y debe gran parte de sus métodos experimentales a Pe-
      trus Peregrinus cuya obra, impresa en 1558,  Gilbert admiraba.
      Pero, ante todo,  contiene una explicación del comportamiento
       de la brújula.
          Para ello, constrnyó una piedra imán esférica: la terrella - pe-
      queña Tierra-, que le sirvió como modelo de laboratorio para des-
      cribir el Gran Imán, la Tierra. Gilbert explicó el funcionantiento de
      la brújula siguiendo las indicaciones de Peregrinus, comparando
      la dirección en que apuntaba la brújula cuando se cambiaba su






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