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DISIDENTES

        La Revolución industrial debió muy poco a la ciencia, aunque los
        hombres que la dirigieron estaban completamente imbuidos en
        el espíritu científico. El valor útil de la ciencia fue muy bien com-
        prendido por los industriales del norte de Inglaterra, y descubrie-
        ron que la razón por la cual no había tenido éxito en el pasado era
        porque quienes la cultivaron no habían sido hombres prácticos.
        Las viejas universidades, anquilosadas en su propia tradición, no
        servían para divulgar esta nueva visión. El único lugar donde en-
        contró un lugar de enseñanza fue en las academias disidentes y,
        contradiciendo la norma, las universidades escocesas. Durante
        todo el siglo XVIII,  ambas instituciones impartieron la mejor forma-
        ción científica del mundo.
            El poder tecnológico inglés se encontraba en manos de los
        herederos de los perseguidos por el Gobierno, aunque vivían có-
        modamente instalados jugando con las reglas sociales de la rígida
        y cínica moral inglesa. Sin embargo, en el continente, y particular-
        mente en Francia, las aguas andaban algo revueltas. Si Inglaterra
        fue el seno de una revolución técnica, Francia se convirtió en la
        cuna de un nuevo orden político. En los últimos días de la monar-
        quía francesa,  cuando aires revolucionarios empezaban a soplar
        por París, los científicos estaban plenamente imbuidos en ese es-
        píritu de progreso y cambio que se avecinaba. La gran Enciclope-
        dia de las artes, las ciencias y los oficios de Diderot y D'Alembert
        era la biblia del nuevo liberalismo unido al librepensamiento, la
        ciencia, la industria y el laissez faire.
           La Revolución francesa concedió a los científicos la oportu-
        nidad que aguardaban. Eran los tiempos de la razón, y en la des-
       trucción de los últimos vestigios feudales la ciencia desempeñó
       un papel director.
           En la construcción de la nueva sociedad, los científicos car-
       garon sobre sus hombros el cambio de la obsoleta maquinaria del
       Estado y de la educación. Su primera medida fue la reforma de las
       unidades de pesos y medidas con la implantación del sistema mé-
       trico decimal en 1799. La tarea fue ardua y difícil, como bien queda
       atestiguada por la persistencia de los antiguos sistemas de medida






                                               LA TEORÍA DE LA ELASTICIDAD   35
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