Page 38 - 25 Maxwell
P. 38

la tradición ciega Persuadió a las fortunas inglesas para que do-
                     naran el dinero necesario y así fundar una institución, patrocinada
                     por la Corona, que, en sus propias palabras:


                         [ ... ] difundiera el conocimiento y facilitara la instrucción general en
                         los inventos mecánicos corrientes, la enseñanza filosófica y los ex-
                         perimentos y aplicaciones de la ciencia en los objetos comunes de
                         la vida.

                         Poco duró el sueño de Thompson. El primer director de la
                     Royal Institution,  Humphry Davy  (1778-1829),  fue  el científico
                     más extravagante de aquellos días, aficionado a la ostentación y
                     la buena vida. Miembro de la Royal Society, armado caballero en
                     1812 y poseedor de la Legión de_ Honor impuesta por el misnúsimo
                     Napoleón en reconocimiento a sus trabajos sobre galvanismo y
                     electroquímica -se le puede considerar el padre de esta disci-
                     plina-, en su discurso inaugural de  1802,  Davy,  a la sazón con
                     veintitrés años, expresó perfectamente el sentir de la época:

                         La desigual división de la propiedad y del trabajo, y la diferencia de
                         rango y condición en el género humano son las fuentes del poder en
                         la vida civilizada, sus causas motoras e, incluso, su auténtica alma.

                         Davy hacía suya cierta tendencia entre los científicos -per-
                     tenecientes en su mayor parte a la burguesía-  de la diferente
                     gradación intelectual de los seres humanos en función de su raza
                     y extracción social. Con esta visión tan conservadora, no es de
                     extrañar que la Royal Institution se convirtiera en un centro con-
                     formista destinado al solaz y la complacencia de la clase media
                     alta.  Quizá la prueba más palpable de ello fue  la clausura de la
                     puerta trasera, por donde cualquiera podía entrar a las sesiones
                     sin ser visto. Había que conseguir una concurrencia más selecta.
                     A pesar de tales impedimentos, en este ambiente fue donde pros-
                     peró el único laboratorio subvencionado y donde se realizaron la
                     mayoría de los descubrimientos de la época. Y aunque su labor de
                     enseñanza se limitaba a conferencias públicas, estas atrajeron la
                     atención de un joven aprendiz de encuadernador llamado Michael





          38         LA TEORÍA DE LA ELASTICIDAD
   33   34   35   36   37   38   39   40   41   42   43