Page 48 - 25 Maxwell
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dedicó muchas horas a pulir delgadas láminas de esta peculiar
                     mezcla de nitrato sódico y potásico hasta conseguirlo. En una oca-
                     sión escribió:

                         Estuvimos en el Castillo Douglas ayer y conseguí cristales de salitre,
                         que he cortado en láminas hoy esperando ver anillos.

                         Los patrones que observó con este método fueron aún más
                     fascinantes. Para poder reproducirlos utilizó una cámara lúcida,
                     un dispositivo que superpone lo que se está viendo con lo  que
                     se está dibujando.  Había sido descrita por el astrónomo ale-
                     mán Johannes Kepler (1571-1630) en su libro Dióptrica, pero que
                     cayó en el olvido hasta que en 1806 la reinventó el físico britá-
                     nico William Hyde Wollaston (1776-1828), que se había hecho rico
                     perfeccionando un método para procesar el platino y que, en el
                     proceso, acabó descubriendo el paladio y el rodio. James pintó
                     con acuarelas las estructuras coloreadas y se las envió a William
                     Nicol, el famoso óptico que le había presentado su tío dos años
                     antes. Nicol quedó tan in1presionado por este trabajo que le regaló
                     dos de sus prismas de espato de Islandia, un obsequio que James
                     apreció toda su vida.
                         Pero pintar acuarelas con los  colores creados con la luz
                     polarizada no era el objetivo que Maxwell perseguía, sino más
                     bien buscaba el principio de algo más profundo. ¿Podría usar su
                     método para mostrar los patrones de  distorsión en sólidos de
                     diferentes formas y sometidos a distintos tipos de esfuerzos me-
                     cánicos? James sabía que era un tema que interesaba mucho a los
                     ingenieros. Para comprobar si su idea funcionaba, necesitaba un
                     sólido transparente al que pudiera dar distintas formas, estirarlo,
                     retorcerlo, comprimirlo ...  ¿Serviría la gelatina? Obtenerla no era
                     complicado; bastaba con acercarse a la cocina. Así que construyó
                     un anillo delgado de gelatina cuya parte interior era un trozo de
                     corcho, y lo retorció para producir una tensión en la jalea. En-
                     tonces, envió luz polarizada sobre ella y pudo ver los patrones de
                     luz provocados por la tensión: Maxwell acababa de desarrollar
                     el método fotoelástico,  bien conocido en la actualidad por los
                     ingenieros.






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