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tada, es la expresión de un proceso más profundo que está más
allá de nuestra capacidad de visualización; en este caso, la inten-
sidad del campo electromagnético.
EL EXPERIMENTADOR
James no era solo un pensador; también gustaba de la experi-
mentación, y nada mejor para contrarrestar las clases de filosofía
de Hamilton que las del amigo de su padre, James Forbes (1809-
1868). El joven Maxwell pasaba horas y horas en el laboratorio
de su profesor, que le había dado permiso para desarrollar todo
tipo de experimentos. De este modo, aprendió el manejo de los
diferentes aparatos y construyó los que necesitaba. La experien-
cia le pareció tan provechosa que años más tarde, cuando fue
nombrado director del laboratorio Cavendish en Cambridge,
siempre dejó que sus estudiantes hicieran sus propios experi-
mentos y nunca dijo a nadie qué investigación hacer salvo que se
lo preguntaran.
Forbes también le ayudó a pulir su estilo de escribir hasta el
punto que su prosa acabó siendo tan inconfundible como lo son
los cuadros de Gauguin o las partituras de Mozart. Según comenta
el ingeniero Basil Mahon en su biografía sobre Maxwell:
[ ... ] tema un tono autorizado pero fresco e informal; las ecuaciones
surgían naturalmente de sus argumentos. Los conceptos aparecen
en lugares tan sutiles y originales que los estudiosos aún se pregun-
tan qué quería decir exactamente.
Forbes era un experimentado escalador y había pasado mu-
chas temporadas en los Alpes; es posible que de alú naciera su
pasión por las ciencias de la Tierra, que transmitía a sus alumnos.
Inventor del sismógrafo, fue la primera persona que hizo un es-
tudio serio sobre el flujo del hielo en los glaciares. Todo lo que
hacía o decía era cuidadosamente asimilado por Maxwell, al que
enseñó a ser disciplinado en la toma de datos y en el diseño de
44 LA TEORÍA DE LA ELASTICIDA D