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experimentos. Cuando murió el 21 de diciembre de 1868, Maxwell
        dijo que «amaba a James Forbes».
            Maxwell asistía a las clases de matemáticas de Philip Kelland
        y a las de química de un tal profesor Gregory, que dictaba sus cla-
        ses magistrales sin pisar el laboratorio, cuyas prácticas las dejaba
        para horario extraacadémico a cargo de quien llamaba «Kemp el
        Práctico». Por su parte, el señor Kemp era propenso a desc1ibir
        los procedimientos que  Gregory enseñaba en sus clases como
        «inútiles y perjudiciales, inventados por los químicos que quie-
        ren hacer algo».  De  estas decepcionantes clases, James extrajo
        una lección que llevaría consigo siempre: el trabajo de laboratorio
        no solo era esencial para desarrollar una buena enseñanza de las
        ciencias, sino que debía fom1ar parte de la propia clase y no ser
        algo extraordinario.


          «Nunca he disuadido a nadie de empezar un experimento; si no
                  encuentra lo que busca, puede hallar alguna otra cosa.»
               -  MAxWELL,  EN  REFERENCIA A  LA  LIBERTAD  QUE  DABA  A  LOS  ESTUDIANTES  DEL  LABORATORIO
                                                CAYENDISII  AL  REALIZAR  SUS  EXPERIMENTOS.


           La mente inquieta de James no podía alinlentarse solo de las
        clases de la universidad. Su formación intelectual también llegó
        de sus lecturas de los clásicos, como la Óptica de Newton, Cál-
        culo  diferencial de Cauchy, Tratado  de mecánica de Poisson o
        Teoría analítica del  calor de Fourier; estaba tan entusiasmado
        con este último libro que gastó la importante suma de 25 chelines
       para tener su propio ejemplar. La lectura ocupaba una fracción
       importante de su tiempo, que llenaba no solo con textos cientí-
       ficos sino también filosóficos,  como el Leviatán de Hobbes o la
        Teoría de los sentimientos morales de Adam Smith; tampoco dejó
       a un lado el latín o el griego. Además, y solo para entretenerse, leía
      . novelas y poesía.
           Su inquietud científica le llevó a construir un pequeño labo-
       ratorio encima del edificio que su padre había utilizado para el
       lavado y planchado de la ropa de los miembros de la granja. Allí
       pasaba las horas durante las largas vacaciones de las universida-






                                               LA TEORÍA DE  LA ELASTICIDAD   45
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