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Si se les da un tiempo infinito, los monos acabarán tarde o
temprano por escribir la Enciclopedia Británica. Sin embargo, la
probabilidad de que eso suceda es igual a 26 elevado a la cantidad
de caracteres que esa obra contenga. Es decir, extremadamente
remota. La probabilidad de obtener la palabra «agua», en compa-
ración y aunque muy baja, es inimaginablemente mayor. Dado que
la Enciclopedia Británica tiene millones de caracteres, la propor-
ción entre la probabilidad de que surja «agua» y la obra citada será
una cifra con millones de dígitos.
La proporción entre la probabilidad de que surja una galaxia
o un universo entero es parecida a la que se da entre la palabra
«agua» y la Enciclopedia Británica: la primera es inimaginable-
mente más probable que la segunda. Así pues, si un ser vivo se
tuviese que encontrar en una fluctuación estadística dentro de un
universo en muerte térmica, lo más probable es que lo hiciese en
una galaxia aislada, no en un universo como el que se observa.
Sin embargo, se puede ir más allá. La probabilidad de que
surja solo el sistema solar y no la Vía Láctea es aún mayor que
la del universo entero; de hecho, incomparablemente mayor. Si-
guiendo esta línea de razonamiento, se puede llegar a la mínima
entidad compatible con la vida, a la que se ha dado en llamar «ce-
rebro de Boltzmann», aunque la expresión fue acuñada mucho
después de la muerte de este, siendo propuesta por el astrofísico
inglés Arthur Eddington (1882-1944) en la década de 1930.
Un «cerebro de Boltzmann» es un ser consciente que surge
por una fluctuación estadística en un universo en muerte térmica.
Dado que un cuerpo entero tiene muchos más átomos que solo
un cerebro, el segundo es mucho más probable que el primero y
ambos son muchísimo más probables que un universo como el
observado. Así pues, según el modelo propuesto por Boltzmann,
lo más probable es que uno no sea más que un cerebro surgido
por una fluctuación estadística dentro de un universo en muerte
térmica y que todos sus recuerdos y percepciones sean falsos. Lo
contrario es casi imposible.
Por supuesto, nadie en la comunidad científica cree que ese
sea el caso, así que el hecho de que una cierta teoría prediga un
gran número de cerebros de Boltzmann se ve como un argumento
EL LEGADO DE BOL TZMANN 139