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cuyo único capital es su propio trabajo, me parece que no puede
haber un amor permanente si la mujer no tiene comprensión y
entusiasmo por su esfuerzo y es solo su criada y no la compañera
que lucha a su lado».
Algunos biógrafos cuentan que su primer contacto se produjo
durante un paseo que Henriette estaba dando con sus compañeras
de la Escuela de Magisterio; otros afirman que Boltzmann ya se
había fijado en ella anteriormente y que su coincidencia fue poco
casual. Sea como fuere, de ahí nació una simpatía mutua que se
tradujo al poco tiempo en un intercambio epistolar.
Su relación tuvo que ser por carta, porque ese mismo año
Boltzmann obtuvo la cátedra de Matemáticas en la Universidad
de Viena. Al igual que en muchas otras ocasiones durante la dé-
cada de 1870, el científico tuvo suerte: en un principio, eran tres
los candidatos a ocupar el puesto y dos estaban mejor situados
que él, pero la presión de Stefan logró que Boltzmann pasara al
segundo lugar y que, finalmente, acabase obteniendo la cátedra
cuando el matemático A. Winkler, que era la primera opción, de-
cidió renunciar.
ACERCA DEL BOL TZMANN PROFESOR
Puede sorprender que Boltzmann aceptara una plaza como ca-
tedrático de Matemáticas, dado que su especialidad era la física.
En realidad, Boltzmann caminó toda su vida por la fina línea di-
visoria entre la física y las matemáticas, lo que hoy se conoce
como física teórica y que, entonces, no era una especialidad tan
bien delimitada. De hecho, Boltzmann fue mio de los pensadores
que contribuyeron a crear la figura del físico teórico y a darle
la importancia que tiene hoy en día. En su época, los teóricos
eran a menudo infravalorados y se supeditaban a los físicos ex-
perimentales, que se consideraban a sí mismos los verdaderos
físicos. Hoy en día podría decirse que la situación es la inversa,
probablemente porque la figura de Einstein es la del físico teórico
paradigmático.
68 PROBABILIDAD, DESORDEN Y ENTROPÍA