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muchas de sus hipótesis, entre las que destaca el uso de la teoría
         atómica o de la probabilidad, no se correspondían con la visión
         imperante en la época. Sin embargo, la gran mayoría de los físi-
         cos del momento veía el artículo de Boltzmann con buenos ojos,
         como demuestra el hecho de que se le ofreciesen cátedras en las
         universidades más prestigiosas, con sueldos astronómicos para
         un catedrático de ciencias.
             La prin1era objeción de calado a su teorema llegó de su amigo
         Loschmidt, que la publicó en un artículo sobre el equilibrio tér-
         mico de cuerpos sujetos a la fuerza gravitatoria. La objeción de
         Loschmidt, que se conoce hoy en día como «la paradoja de la re-
         versibilidad», afirmaba que es imposible deducir consecuencias
         irreversibles -como el segundo principio-- de leyes reversibles
         como las de Newton.
             La reversibilidad está íntimamente relacionada con la inver-
         sión temporal. Esta se puede imaginar como el efecto de mirar
         una serie de sucesos de futuro a pasado, como en una película
         rebobinada. Si, vistos de esa forma,  los sucesos parecen seguir
         cumpliendo las leyes de la física, se dice que esas leyes son rever-
         sibles. Si,  al contrario, su comportamiento parece incompatible
         con aquellas, se está ante unas leyes irreversibles.
             En este punto interesa saber si las leyes de Newton son re-
         versibles o no. Sirva para ello un ejemplo cotidiano en el que tales
         leyes se aplican con facilidad: la filmación de una partida de billar.
         Supongamos que golpeamos la bola blanca y que choca con la ama-
         rilla (véase.la figura 1, en la página siguiente). Las leyes de Newton
         nos dicen exactamente qué pasará una vez conocida la velocidad
         y las posiciones iniciales de ambas esferas. Invirtamos ahora el
         orden temporal del choque, por ejemplo, rebobinando la película.
         En este caso, tendríamos dos bolas de billar moviéndose la una
         hacia la otra hasta que chocan, momento en el que una de ellas -la
         amarilla- queda en reposo, mientras que la otra continúa movién-
         dose a una velocidad mayor (figura 2). La pregunta que queremos
         responder es si ese comportamiento es compatible con las mismas
         leyes que hemos usado para predecir los sucesos anteriores.
             En este caso, resulta que sí lo es. Si uno toma como iniciales
         las posiciones y velocidades finales  de las partículas e invierte






                                           PROBABILIDAD, DESORDEN Y ENTROPÍA   73
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