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a su casa, donde discutían con él sobre física o simplemente dis-
frutaban de oír a su maestro tocar el piano. A menudo dejaba la
ciencia de lado y les hablaba de sus sentimientos, en una muestra
de candor que da una idea de la ingenuidad y lafragilidad del per-
sonaje. Se interesaba por cada alumno: hacia el final de su carrera,
le costaba mucho suspender a alguien. Un ejemplo de su relación
amistosa con sus discípulos es el hecho de que siguiera escribién-
dose frecuentemente con muchos de ellos, como puede verse
por la correspondencia que se conserva de él. Destacan entre sus
cartas las que intercambió con el sueco Svante Arrhenius (1859-
1927), que ganó el premio Nobel de Química en 1903.
EL MATRIMONIO CON HENRIETTE
En Viena Boltzmann cumplió con las expectativas puestas en él,
al igual que ya había hecho en Graz. Dio sus clases, realizó nume-
rosos trabajos experimentales y publicó una docena de artículos
de temas varios, tanto teóricos como experimentales. A su vez,
seguía escribiéndose regularmente con Henriette, a quien final-
mente propuso matrimonio en 1875.
Henriette era huérfana y de origen noble, y tenía como tutor
nada menos que al alcalde de Graz, padre del compositor Wilhelm
Kienzl (1857-1941). Fue en Graz precisamente donde quedó libre
la cátedra de Física Experimental y General, hasta entonces ocu-
pada por August Toepler (1836-1912), quien se había dedicado a
dotar al Instituto de Física de los recursos necesarios para poder
llevar a cabo investigaciones de primera línea. Sin embargo, no
estaba satisfecho y decidió mudarse a Dresde. Boltzmann vio rá-
pidamente las ventajas que ese puesto comportaba. Por un lado,
podría centrarse en la enseñanza de la física, que siempre había
sido su vocación. Por otro, heredaría el laboratorio de Toepler y
estaría en disposición de realizar trabajos de envergadura. Por
último y quizá lo más importante, Henriette vivía en Graz.
Así pues, Boltzmann corrió a presentar su candidatura, pero
se encontró con que tenía una seria competencia: Ernst Mach,
PROBABILIDAD, DESORDEN Y ENTROPÍA 71