Page 114 - 22 Euler
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El sueldo que se le asignó a su llegada a Rusia (3 000 rublos) era
                      magnífico, e incluso la zarina le ofreció un cocinero de su propia
                      casa real. La directora de la Academia, nombrada por Catalina II,
                      era la princesa Dashkova, y su aprecio por Euler se manifestó en
                      otra celebrada -y documentada- anécdota. En el curso de cierta
                      sesión de la Academia, la princesa acompañó al sabio hasta la sala
                      de sesiones. Entonces, un profesor que se daba mucha importancia
                      solicitó sentarse en el sillón de honor, cerca de la presidencia. La
                      princesa,  con exquisita educación,  se dirigió  entonces a  Euler:
                      «Siéntese donde usted quiera, señor, pues el lugar que elija ya sabe-
                      mos que será el más distinguido, el primero de todos».
                          Sin embargo, no todo fueron buenos momentos. La primera
                      de sus tragedias de este período fue la ceguera. Euler se sometió
                      a una operación quirúrgica para tratar una catarata en su ojo sano;
                      aunque al principio todo fue  bien, se le declaró posteriormente
                      un absceso del que no se trató a tiempo y que acabó provocán-
                      dole la pérdida de visión.  En 1 771  ya estaba virtualmente ciego
                      de ambos ojos. No obstante, su ritmo de trabajo no disminuyó e,
                      incluso, puede afirmarse que su productividad en este segundo
                      período ruso es la más alta de su vida. Pero dicha productividad
                      no pudo conseguirla solo; la historia ha conservado el nombre
                      de alguno de los auxiliares de Euler de la última época, muchos
                      de ellos excelentes matemáticos, como Georg W olfgang Krafft,
                      Mikhail Evseyevich Golovin, Stepan Run1ovsky, S.K. Kotelnikov y
                      Petr Inokhodtsev. Algunos de sus auxiliares fueron especialmente
                      relevantes: su hijo mayor Johann Albrecht, su nieto político Nico-
                      laus Fuss y el matemático y astrónomo germano Anders Lexell.
                          El primogénito de Euler, Johann Albrecht (1734-1800), fue ma-
                      temático y miembro de la Academia de Berlín desde 1754 y cate-
                      drático de física de la Academia de San Petersburgo desde 1765.
                      Fue un excelente científico a juzgar por los siete galardones que
                      recibió de academias diferentes en el curso de su vida profesional.
                          La mano derecha de Euler fue Nicolaus Fuss (1755-1826), un
                      matemático que ascendió de asistente y secretario personal a pro-
                      fesor en la escuela de infantería y secretario permanente de la
                      Academia de San Petersburgo. En 1784 se casó con una nieta de
                      Euler y estuvo presente en su casa el mismo día en que falleció.





           114        SEGUNDA ESTANCIA EN  RUSIA: EULER Y LA TEORÍA DE NÚMEROS
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