Page 43 - 24 Rutherford
P. 43

DOS VIDAS NO TAN PARALELAS
             Albert Einstein y Ernest Rutherford encarnan dos maneras diferentes de abor-
             dar la  física.  Einstein era el  físico teórico solitario, ajeno a todo lo que le ro-
             deaba excepto sus elucubraciones. Rutherford, por el contrario, era un físico
             experimental que, además, desconfiaba de cualquier hipótesis que no estu-
             viera respaldada por los hechos. Para Rutherford, los físicos teóricos se dedi-
             caban a «jugar con símbolos», mientras que los físicos experimentales «nos
             dirigimos a los  sólidos hechos reales de la  naturaleza». Rutherford era un
             diestro jugador de rugby, mientras que Einstein prefería ensimismarse tocan-
             do el  violín o dar largos paseos solitarios en su  barca (con el  riesgo añadido
             de que no sabía nadar, lo que puso en más de una ocasión su vida en peligro).
             A  Rutherford le  gustaba trabajar en equipo e incluso muchos de sus colabo-
             radores  lo llamaban «el  Profesor». Cualquiera de sus estudiantes sabía que
             cuando irrumpía en el  laboratorio entonando una canción -especialmente
             Onward, Christian So/diers, el  himno inglés del siglo x1x- , eso significaba que
             todo estaba en orden. Y aseguraba que maldecir durante los experimentos
             facilitaba que se  lograra el  éxito. Era temperamental y en ciertos momentos
             podía llegar a perder los nervios, pero sobre todo fue un científico inspirador
             y un trabajador infatigable, y hasta once de sus colaboradores, entre los que
             destacan Niels Bohr, Otto Hahn o Frederick Soddy, acabaron obteniendo un
             premio Nobel. Bohr, por ejemplo, rememoraba a Rutherford señalando que
             «aunque siempre estaba intensamente ocupado en los progresos de su pro-
             pio trabajo, tenía la  paciencia de escuchar a los investigadores jóvenes cuan-
             do se daba cuenta de que tenían una idea, por modesta que fuera».  El  propio
             Einstein consideraba que Rutherford era el  segundo Newton. Rutherford, en
             cambio, no guardaba las mismas simpatías por el trabajo teórico que ejempli-
             ficaba Einstein. Solía decir a sus colaboradores: «iOue no oiga a nadie hablan-
             do sobre el  universo en mi departamento!».
                                                             Albert Einstein
                                                             (sentado en la
                                                             primera fila) y
                                                             Ernest Rutherford
                                                             (orador) en  una
                                                             petición de fondos
                                                             del Consejo
                                                             de Ayuda
                                                             Académico, en
                                                             el Royal Albert
                                                             Hall de Londres,
                                                             en 1933.












                                       EL DESCUBRIMIENTO DEL NÚCLEO ATÓMICO   43
   38   39   40   41   42   43   44   45   46   47   48