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importante fuente de ingresos), pronto pasó a un segundo plano
entre las investigaciones de Rutherford al conocerse los rayos X.
LOS RA VOS DE RÓNTGEN Y DE BECQUEREL
Según Rutherford, la revolución cuántica se inició en 1896, cuando
Henri Becquerel descubrió la radiactividad. Este descubrimiento
fue totalmente inesperado, ya que nada en la física del siglo xrx
hacía prever que el seno de la materia contuviera, en forma de
fuente, tal cantidad de energía. Sin embargo, para entender el
contexto es preferible remontarse un año antes, cuando Wilhelm
Conrad Rontgen descubrió los rayos X.
Réintgen, que era profesor de la Universidad de Würzburg
(Alemania), estaba investigando el poder de penetración de los
rayos catódicos, y, en concreto, quería comprobar si podían atra-
vesar aluminio. Durante el experimento mantuvo las luces apa-
gadas y colocó un cartón negro recubriendo el tubo para impedir
la universidad, que rápidamente vieron
que ese invento tenía múltiples y estra-
tégicas aplicaciones, como por ejemplo
comunicarse con una embarcación desde
tierra. En 1896 pudo presentar su inven-
ción ante la Royal Society, donde explicó
el funcionamiento de su detector de on-
das de rad io. Las numerosas aplicacio-
nes le permitieron soñar con proveerse
del dinero que necesitaba para contraer
matrimonio. Sin embargo, a pesar de las
posibil idades de negocio (que Marconi
sí supo aprovechar), la curiosidad que le
despertó el descubrimiento de los rayos X
hizo que todos sus sueños crematísticos
pasaran a un segundo plano. Guglielmo Marconi hacia 1937.
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