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que los rayos «escaparan». Cuando conectó el tubo de rayos cató-
dicos, por casualidad se dio cuenta de que una pantalla que había
a lo lejos con material fluorescente empezó a brillar. Los destellos
desaparecían nada más apagar la corriente del tubo. Era evidente
que del tubo emergían unos rayos de naturaleza distinta a los ca-
tódicos, ya que estos últimos en principio debían ser absorbidos
por el cartón.
Conrad Rontgen descubrió así que estos rayos tenían una
característica muy particular: podían atravesar objetos sóli-
dos. Los llamó «rayos X» porque desconocía su procedencia
- aunque también se generalizó llamarlos «rayos Rontgen» en
su honor- . Entonces se le ocurrió crear una de las imágenes de
rayos X más famosa de la historia: la mano izquierda de su mujer
(en la que se puede observar un anillo). Esta fotografía circuló
por todos los laboratorios de Europa y despertó un gran interés
tanto entre la comunidad científica como en la sociedad en gene-
ral. Para los científicos era prioritario saber cuál era la naturaleza,
el origen y las características de esos rayos. Las prometedoras uti-
lidades, que tomaron cuerpo principalmente en el campo médico,
tan1poco pasaron desapercibidas para nadie.
EL URAN IO
Uno de los científicos que se sintió fascinado con el descubrimiento
de los rayos X fue Antoine-Henri Becquerel, el director del Museo
de Historia Natural de París en 1892. Becquerel era descendiente de
una saga de científicos vinculados al museo, y su padre había sido
un experto en minerales fluorescentes. Por esa razón, la institución
contaba con una importante colección de este tipo de minerales.
Rontgen había sugerido que los rayos X podían estar vinculados
con la fluorescencia, por lo que Becquerel se vio en una posición
inmejorable para poder explorar esta hipótesis. Se trataba de una
conjetura errónea, pero que condujo a un descubrimiento crucial.
A Becquerel le había llamado la atención principalmente la
intensidad de fluorescencia de un mineral compuesto por sales de
uranio ( en concreto sulfato potásico de uranio, que en la época se
ALFA, BETA Y GAMMA 53