Page 81 - 29 Lavoisier
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La  nueva teoría de  Lavoisier acerca de  la combustión se fue
        abriendo paso poco a poco. El matemático Pierre-Simon Laplace
       la apoyó desde el principio y el químico parisino Claude-Louis
        Berthollet hizo público su apoyo en una reunión que tuvo lugar
        en la Academia de Ciencias en abril de 1 785. Pero el respaldo más
        importante vino del extrartjero, en concreto de Edimburgo, donde
       Joseph Black la enseñaba en sus cursos de química desde mucho
        antes.
           Un vez  que  se empezaban a  racionalizar los principios de
       la nueva ciencia, surgía la necesidad de dotarla de un lenguaje
       sistemático, cosa de la que carecía. Hasta entonces, los cuerpos
       simples y compuestos que formaban el mundo material habían
       sido designados de forma caprichosa.  Su nombre podía hacer
       mención al lugar donde se encontró la sustancia (sal de Epsom),
       a  la persona que la descubrió (licor fumante  de Livabius),  a la
       asociación alquímica con algunos planetas (vitriolo de Venus) o
       al parecido con alguna otra sustancia de uso común (mantequilla
        de arsénico). Además, no era raro que una misma sustancia fuera
       llamada de diferente manera dependiendo del lugar. Ello era una
       de las nefastas herencias de la alquimia,  en la que para no dar
       pistas sobre sus conocimientos a los no iniciados una misma sus-
       tancia tenía diversos sinónimos; así, por ejemplo, el mercurio era
       designado de diez modos diferentes.





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