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un elemento nuevo a un cierto conjunto, entonces la cantidad total
                    de elementos debe aumentar; en can1bio, X + 1 = X  nos dice que, en
                                                          O      O
                    el caso del infinito, la cantidad sigue siendo la misma. Pero, aunque
                    sorprendente, la igualdad  X + 1 = X  no es una paradoja en el sen-
                                             O      O
                    tido lógico del término, porque no implica genuinamente una contra-
                    dicción lógica, solo nos dice que las reglas que rigen a las cantidades
                    infinitas son diferentes de las que rigen a las cantidades finitas.
                        En este libro estamos usando la palabra «paradoja» siempre en
                    el primer sentido, refiriéndonos a la existencia de una incoherencia
                    lógica en una teoría. Hecha esta aclaración, volvamos a la paradoja
                    que encontró Cantor en 1883 y recordemos brevemente en qué con-
                    siste. La secuencia de los ordinales -dice Cantor- está generada
                    a partir de dos p1incipios. El p1in1ero afmna que cada ordinal tiene
                    un sucesor inmediato; este es el principio, por ejemplo, que nos
                    asegura que inmediatamente después de co viene el ordinal co + l.


         «Los conjuntos infinitos tienen algunas propiedades curiosas,
         que a veces han sido llamadas paradójicas. En realidad no son
         paradójicas, solo son algo sorprendentes cuando se las
         considera por primera vez.»
         -  RAYMOND  SMULLYAN,  LÓGICO  NORTEAMERICANO,  EN SATÁN,  CANTOR  Y  EL INFINITO  (1992).


                        El segundo principio dice que, dada cualquier secuencia infinita
                    de ordinales, siempre hay otro ordinal que es el que sigue inmediata-
                    mente a todos ellos y que, en particular, no pertenece a esa secuencia
                    Este principio nos garantiza, por ejemplo, que después de la sucesión
                    infinita O,  1, 2,  3, 4, ... viene el nuevo ordinal co,  y que después de la
                    sucesión infinita co,  co + 1, co + 2, co + 3, ... viene el nuevo ordinal co + co.
                        La paradoja aparece cuando intentamos aplicar el segundo
                    principio de generación a la secuencia formada por todos los ordi-
                    nales, llan1émosla C. En efecto, el segundo principio expone que si
                    toman1os la secuencia C de todos los ordinales, entonces existe un
                    nuevo ordinal que viene después de todos ellos, y que no aparece
                    en C;  llamemos  O (la letra griega ómicron) a este nuevo ordinal.
                    Pero O es también en sí mismo un ordinal, y C contiene a todos los






         146        LAS PARADOJAS DEL INFINITO
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