Page 140 - 07 Schrödinger
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Las relaciones de indeterminación dinamitan las trayectorias,
cumpliendo un viejo sueño de Heisenberg, que en sus tiempos en
Heligoland ya había lanzado una advertencia: «Invierto todas mis
energías en aniquilar la noción de órbita». Esta demolición disgus-
taba a Einstein, cuya teoría general de la relatividad descansaba
en gran medida en el cálculo de trayectorias en un espacio de
cuatro dimensiones. Sin embargo, la tesis de Heisenberg no solo
amenazaba las trayectorias. En su artículo de 1927 concluía que:
«en la formulación más estricta de la ley de causalidad (si cono-
cemos con exactitud el presente, podemos calcular el futuro), no
es la consecuencia la que resulta falsa, sino la premisa. Por prin-
cipio somos incapaces de conocer el presente en todos los deta-
lles que lo determinan». Esta ignorancia mina nuestra capacidad
de predecir. Al cortar la conexión entre el estado presente y su
futuro más inmediato, cifrado en el conocimiento simultáneo de
la posición y el momento, el edificio clásico de Newton se desmo-
ronaba. Por supuesto, esta incapacidad también estaba presente
en la física anterior. Una cosa es teorizar sobre átomos o molécu-
las aisladas, y otra, determinar la posición y el momento de un
billón de partículas clásicas. Con todo, el naufragio de la causali-
dad se debía entonces a los límites humanos, no a un mecanismo
esencial de la naturaleza.
Las relaciones de ince1tidumbre asoman en cualquier rincón
de la física atómica, casi como un aleph borgiano, espejo y cen-
tro de todas las cosas, y proporcionan una primera lectura intui-
tiva en infinidad de situaciones. Permiten justificar, por ejemplo,
mediante un razonamiento aproximado, la estabilidad y el tamaño
de los átomos. Si el electrón cayera sobre el núcleo, su posición
quedaría perfectamente determinada, lo que acarrearía una
enorme velocidad, que a su vez lo arrancaría del núcleo. La relati-
vidad añade un límite de velocidad. Asumiendo una velocidad
media del 1 % la de la luz, las relaciones de Heisenberg imponen al
electrón una indeterminación espacial del orden del tamaño del
átomo, justo los dominios donde mora. La incertidumbre, así, vela
por el equilibrio de la materia.
140 LA BÚSQUEDA DEL SENTIDO