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en percibir un cierto estancamiento de la física en Cambridge.
                     Mánchester era una escuela más joven y mucho más dinámica,
                     centrada en un problema concreto, la radiactividad, por el cual el
                     Cavendish no mostraba excesivo interés. Además, sotto voce, se
                     hablaba de unos experimentos de Rutherford que podrían cam-
                     biar para siempre el modo de entender la estructura del átomo.





                     INVENTANDO UNA ESTRUCTURA PARA EL ÁTOMO

                     La entrada del electrón en la escena científica en 1897 tuvo un gran
                     impacto en la manera de entender la materia y la electricidad. De
                     hecho, la existencia de partículas más pequeñas que el átomo era
                     una contradicción semántica, ya que la palabra «átomo» significa
                     precisamente «indivisible». Pero esta no fue la única sorpresa. Los
                     electrones también manifestaban que la carga eléctrica negativa
                     se concentraba y se trasladaba en esas ínfimas partículas. Y es
                     que, hasta entonces, siguiendo las teorías de Maxwell, la carga
                     eléctrica no se había pensado como una sustancia, sino como una
                     propiedad de la materia, en la frontera entre dos medios mate-
                     riales distintos. En otras palabras, nadie hablaba de «una carga»,
                     sino de «un cuerpo cargado eléctricamente». Con los electrones
                     esto no cambió, al menos no para Thomson. Pero al pasar los elec-
                     trones a ser unas partículas electrificadas negativamente, la carga
                     eléctrica negativa se convertía en un fenómeno muy localizado en
                     el espacio, un fenómeno muy diminuto.
                         Es necesario enfatizar que únicamente era la carga eléctrica
                     negativa la que parecía concentrarse en esos pequeños electrones.
                     Por aquel entonces, nadie pensaba que pudiera existir una partí-
                     cula equivalente al electrón pero con carga positiva. Y,  aunque el
                     electrón positivo se identificó en 1932, sus propiedades eran y si-
                    guen siendo muy distintas a las de los electrones negativos. ¿Qué
                    le pasaba entonces a la carga positiva? ¿ Cómo entenderla? ¿ Cómo
                    podía ser que los átomos, conteniendo electrones en su interior,
                    fueran eléctricamente neutros? Y por último, ¿cuántos electrones
                    había en cada átomo y cómo estaban organizados?





         52         LOS ELECTRONES JUEGAN CON BOHR
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