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LOS ORÍGENES DE LA RADIACTIVIDAD
               A principios de 1896 todo el  mundo es-
               taba fascinado por un  nuevo tipo de ra-
               diación: los rayos de Róntgen o rayosX.
               Henri  Becquerel  deseaba  entender  la
               relación  que los nuevos rayos pudieran
               tener con el  viejo fenómeno de la  fluo-
               rescencia, aquel por el  cual muchas sus-
               tancias se convierten en emisores de luz
               tras haber sido expuestas intensamente a
               la luz solar. Los experimentos de Becque-
               rel  eran  relativamente sencillos: tomaba
               sustancias con propiedades fluorescen-
               tes,  las sometía a la  luz directa del sol  y
               estudiaba cómo afectaban a una placa
               fotográfica en  la oscuridad. La  sorpresa   Henri Becquerel.
               vino cuando,  tras  unos  días  nublados,
               vio que las  placas fotográficas que había dejado en el  mismo cajón que una
               de las supuestas sustancias fluorescentes estaban veladas. Becquerel reparó
               en  el  fenómeno y,  lejos de menospreciarlo, intentó comprobar si  se  repetía
               normalmente. Y así sucedió. Una de las sustancias con  las  que trabajaba y
               que contenía sales  de uranio emitía espontáneamente un tipo de radiación,
               hasta entonces no descrita, que velaba las placas fotográficas. Si se quiere, se
               puede decir que Becquerel descubrió un fenómeno nuevo y aparentemente
               inexplicable provocado por el uranio. Pero tendrían que pasar décadas y que
               se incorporaran a la investigación numerosos grupos de trabajo, se invirtieran
               grandes cantidades de recursos y se  lanzaran todo tipo de especulaciones
               para poder empezar a delimitar y entender las  características de ese  nuevo
               fenómeno, pasando de los  rayos del  uranio a la  radiactividad.  De  hecho, a
               Becquerel no le  interesó seguir estudiando «sus»  rayos. El  matrimonio Curie
               y Ernest Rutherford fueron quienes convirtieron la  radiación del uranio en su
               principal tema de investigación. Así,  constataron que esta radiación no era
               exclusiva del uranio, sino que también la emitían otros elementos pesados (los
               últimos en la tabla periódica), como el  radio y el  torio, y,  lo que quizá sea aún
               más importante, consiguieron identificar un nuevo elemento hasta entonces
               desconocido, designado polonio en honor de la patria de origen de Marie Curie.





                    novedoso ámbito. Sus trabajos le llevaron a recibir en 1908 el pre-
                    mio Nobel...  ¡de Química! (al igual que Marie Curie en 1911). De
                    hecho, la radiactividad es uno de los fenómenos que se encuen-





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