Page 116 - 05 Feynman
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solía decir que estaba casada con un ignorante que tenía un doc-
torado. Le cambió su forma de vestir hasta tal punto que sabían si
ella estaba cerca porque llevaba una pajarita. La miraban con
malos ojos, pues ella rehuía las reuniones sociales con físicos:
incluso Feynman perdió la oportunidad de encontrarse con Niels
Bohr, que estaba de visita en Pasadena, porque le dijo que esa
tarde no la iba a pasar con un viejo pesado. No es de extrañar que
muchos de sus amigos se preguntaran cómo era posible que se
hubiera casado con una mujer así.
«No sé qué le pasa a la gente: no aprenden comprendiendo;
aprenden de alguna otra forma, por la rutina, o de algún otro
modo. ¡Que frágil es su conocimiento!»
- RICHARD FEYNMAN, SOBRE LA FORMA DE ENSEÑAR EN LAS UNIVERSIDADES DE BRASIL.
El matrimonio no podía durar. Cuatro años más tarde, en
1956, firmaron un acuerdo de divorcio que hizo las delicias de la
prensa. No porque Feynman fuera una persona pública, sino por
el motivo aducido, crueldad extrema: «Un profesor toca los bon-
gós y hace cálculos en la cama», «Calcula conduciendo, mientras
está sentado en el salón de su casa, al acostarse por las noches».
Feynman firmó que «sin provocación, justificación o excusa de
cualquier tipo infligió un gravoso sufrimiento físico y mental».
Y con una pensión de diez mil dólares en tres años terminó un
matrimonio que nunca hubiera tenido que producirse.
VISCOSIDAD CERO
Todos los líquidos presentan oposición al fluir: es la viscosidad,
producto de las fuerzas de rozamiento que aparecen entre las pro-
pias moléculas del líquido y entre estas y las de la superficie sobre
las que resbalan. Algunos, como el champú o la miel, son muy vis-
cosos. Otros, como el agua, no lo son tanto. Más radical es el cam-
116 NUEVO COMIENZO, NUEVOS RETOS: LA SUPERFLUIDEZ