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SUPERFLUIDEZ Y SUPERCONDUCTIVIDAD
En 1908, el físico neerlandés Heike Ka-
merlingh Onnes (1853-1926) consiguió
licuar el helio. Sin lugar a dudas, se trata-
ba de un gran logro teniendo en cuenta
que el helio hierve a -269 ºC y por aquel
entonces los métodos de criogenización
eran demasiado rudimentarios (el helio
posee la temperatura de ebullición más
pequeña y a la presión atmosférica nor-
mal nunca se congela). Al medir su con-
ductividad eléctrica Onnes encontró,
como se esperaba, que cuanto menor
era la temperatura del mercurio, mejor
conducía la corriente. Sin embargo, al
llegar a -269 ºC descubrió que su resis-
tencia eléctrica desaparecía por comple-
to: Kamerlingh Onnes acababa de des-
cubrir la superconductividad. Contra
todo pronóstico, al físico neerlandés se
Heike Kamerlingh Onnes.
le pasó por alto una de las propiedades
más sorprendentes del helio líquido. En
1938, el físico ruso Pyotr Kapitsa (1894-1984) y los canadienses John Allen
(1908-2001) y Austin Misener (1911-1996) encontraron que por debajo de
-271 ºC el helio líquido se convertía en un excelente conductor del calor, dos-
cientas veces mejor que el cobre. Y no solo eso, sino que presentaba una
viscosidad inferior a una diezmilésima de la que tiene el hidrógeno gaseoso:
es el fenómeno de la superfluidez.
Nuevos desafíos
La superfluidez y la superconductividad del helio eran dos fenómenos que
desafiaban a los teóricos. «Son como dos ciudades asediadas ... completamen-
te rodeadas de conocimiento pero aun así se mantienen aisladas e inataca-
bles», comentaba Feynman. Y eso teniendo en cuenta que dos grandes men-
tes, una a cada lado del telón de acero, estaban utilizando su mejor artillería:
el soviético Lev Landau y el nacionalizado norteamericano Lars Onsager. Na-
cido en Noruega, Onsager, químico de la Universidad de Yale era famoso
entre los estudiantes por la dureza de sus clases de mecánica estadística. a
las que solían referirse irónicamente como Noruego I y Noruego 11. Por su
parte, Landau sometía a diez exámenes extenuantes al estudiante que quería
trabajar con él. Si los pasaba, apuntaba su nombre en una libretita. Muy pocos
lograban esa distinción.
118 NUEVO COMIENZO, NUEVOS RETOS: LA SUPERFLUIDEZ