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CURIETERAPIA

                      Los rayos X se empezaron a emplear en medicina apenas unos
                      meses después de su descubrimiento. Inicialmente se utilizaron
                      en los diagnósticos, mediante el uso de radiografías análogas a
                      la de la mano de la mujer de Roentgen, y poco después en tera-
                      pia. Corno la radiactividad tenía unas propiedades similares a los
                      rayos X,  Pierre pensó que podría afectar al cuerpo humano. En
                      1900 el dentista alemán Otto Walkhoff comprobó que tras poner
                      una tela impregnada con una disolución de radio en contacto con
                      su piel dos veces durante 20 minutos cada vez, se producía una
                      inflamación que duraba dos semanas. Por otro lado, el químico
                      alemán Friedrich Oskar Giesel, que trabajaba para la compañía
                      Buchler -la cual obtenía radio siguiendo el procedimiento que
                      había puesto a punto Marie-, comprobó que si se acercaba un ojo
                      cerrado a una caja también cerrada conteniendo sales de radio,
                      percibía una sensación de luz en la retina Por otro lado, se puso
                      270 rng de sal de radio en un brazo durante dos horas, y le pro-
                      dujo quemaduras que tardaron varias semanas en curar. De Giesel
                      decían sus compatriotas Geitel y Elster que tenía el cuerpo más
                      radiactivo que se podía encontrar: su aliento descargaba un elec-
                      troscopio 18 horas después de haber dejado el laboratorio.
                          Conociendo estos resultados,  a comienzos de  1901,  en un
                      experimento que hoy consideraríamos suicida pero que entonces
                      se debía considerar normal a la vista de los realizados por los ale-
                      manes, Pierre estudió en su propio cuerpo los efectos del radio
                      descritos por W alkhoff. Pegó un trozo de gutapercha impregnada
                      con sales de radio a la piel de su brazo, y la mantuvo ahí durante
                      diez horas. Tras retirarla, la piel se le fue enrojeciendo cada vez
                      más conforme pasaban los días,  adquiriendo el aspecto de una
                      quemadura, aunque no sentía dolor.  El tejido se ennegreció in-
                      dicando que la lesión era profunda y se formó  una herida que
                      tuvo que vendar y tardó en curarse más de dos meses. A Henri
                      Becquerel le causó una herida parecida un tubo sellado que con-
                      tenía una sal de radio, que le había dado Pierre para usarlo en una
                      conferencia y que había transportado en el bolsillo de su chaleco.
                     Al finalizar la conferencia, fue  a contarles lo de su quemadura






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