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a los Curie,  entre orgulloso y enfadado. Henri Becquerel y Pie-
       rre Curie enviaron una nota conjunta a la Academia de Ciencias
       francesa el 3 de junio de 1901, describiendo los efectos del radio
       sobre su piel.
           Este trabajo, que no estaba en la línea de los realizados hasta
       entonces por Pierre, atrajo enseguida la atención de la clase mé-
       dica. De hecho, la primera persona que los propuso a él y a Marie
       como candidatos para el premio Nobel fue  el médico-patólogo
       Charles Bouchard. Aunque no se correspondía en absoluto con
       el  desarrollo de su investigación, especialmente en el caso de
       Marie, que no publicó nada en este campo, las aplicaciones mé-
       dicas del radio fueron lo que dio una mayor repercusión pública
       a su trabajo. Así, en el viaje triunfal que realizó Marie a Estados
       Unidos en 1921, la investigadora fue recibida como «la curadora
       del cáncer».
           Poco antes de  hacer el ensayo en su propia piel,  en 1900,
       Pierre había enviado al médico Henri Daulos, del hospital de Saint
       Louis de París, muestras de radio muy activas para que realizara
       los  primeros  ensayos  terapéuticos  de  su  efecto  en  distintas
       enfermedades cutáneas. Irúcialmente trataron lupus y luego ciertos
       tipos de cánceres de piel. A estos ensayos en París siguieron otros
       en los cinco o seis primeros años del siglo xx, que se realizaron en
       los principales hospitales europeos y norteamericanos: varios de
       Alemania, San Petersburgo, Londres y Chicago. En algunos casos,
       el  tratamiento  era superficial; en otros,  como  en cánceres de
       útero, cérvix, esófago o recto, se insertaban ampollas conteniendo
       radio.  En muchas ocasiones,  como el radio era caro y escaso,
       las ampollas conteniendo sales de radio fueron  reemplazadas
       por otras que contenían la «emanación».  Fue el comienzo de la
       terapia basada en la radiactividad, lo que hoy conocemos como
       radioterapia o simplemente «radio», que en Francia, debido a la
       persona que inició el proceso, se llamó durante mucho tiempo
       «curieterapia».
          Para desarrollarla, aparte de los estudios con pacientes, que
      se fueron ampliando y perfeccionando en las primeras décadas
       del siglo xx,  se requirieron dos desarrollos técnicos. De entrada,
      se puso de manifiesto la necesidad de establecer un control de






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