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RADIOTERAPIA
La relevancia pública que adquirió Marie Curie se debió en gran medida a que
el radio que ella descubrió se identificó desde el principio con un remedio
milagroso para curar todos los males. Aunque esa primera percepción era
claramente errónea, es casi imposible evaluar el número de personas que
se han beneficiado de la radioterapia a lo largo de sus más de cien años de
historia. Como es lógico, las técnicas que se emplean hoy en día tienen muy
poco que ver con las que se aplicaron en los años inmediatamente posteriores
al descubrimiento del radio. No obstante, debe recordarse que la contribución
de Marie y Pierre fue fundamental: ellos descubrieron una nueva herramienta
para curar una enfermedad para la que entonces no había cura, el cáncer. El
radio es la fuente radiactiva natural que se usó mientras no hubo alternativas.
El principal problema del radio-226, el isótopo mayoritario del radio natural, es
que antes de emitir los rayos y buscados, emite las nada saludables partículas
a, transformándose en radio-222, la forma excitada que emite la radiación y.
El descubrimiento de Irene Curie y Frédéric Joliot-Curie de la radiactividad
artificial en 1935 abrió la posibilidad de obtener emisores y más «limpios». El
radionúcleo elegido fue el cobalto-60 (que es un producto de fisión obtenido
en un reactor nuclear, las famosas «bombas» de cobalto que siguen usándose
hoy), porque al ser más ligero que el radio presenta radiactividad ~. mucho
menos dañina que la a. En la década de 1930 se pensó que sería aún mejor
usar otras fuentes de radiación y, tales como los aceleradores de partículas,
cuya energía pudiera seleccionarse y cuyo funcionamiento pudiera detenerse
cuando no fuera necesario su uso, cosa que es imposible hacer con los radio-
las dosis que recibía el paciente, para lo cual hacía falta estable-
cer un patrón de emisión como primer paso para cuantificar tales
dosis. De esta tarea se ocuparía Marie en los últimos años de su
carrera. El otro desarrollo que hizo avanzar extraordinaiiamente
la radioterapia fue el descubrimiento de la radiactividad artificial,
que realizó Irene, la hija de Marie, junto con su marido, Frédéric
Joliot-Curie. Esta permitió reemplazar el radio, que originaba pro-
blemas de protección, por átomos radiactivos obtenidos artificial-
mente, como el cobalto-60.
Es sorprendente que el hecho de que los rayos fueran tan
agresivos con las células cancerosas no hiciera sospechar a las
primeras personas que los usaron el daño que podía causar en
90 GLORIA Y TRAGEDIA