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tareas docentes pocos años más tarde en la localidad vecina de
Kendal .
. En esos años el aplomo y curiosidad de Dalton llamaron la
atención del miembro local más prominente de la Sociedad de
los Amigos, Elihu Robinson (1734-1809), un filósofo natural con
predilección por la literatura y especialmente la meteorología,
saber que inculcaría a Dalton con tal fuerza que este nunca de-
jaría de estudiar sobre ella. La pasión de Dalton por Robinson
es tal que incluso llegó a copiar para él, palabra por palabra,
un anuario completo dedicado a la filosofía y las matemáticas.
Igualmente, Dalton participó con Robinson en numerosos con-
cursos de habilidad matemática de algunas revistas, acaparando
modestos pero significativos premios. John Dalton recuerda en
sus diarios -en lo poco que se conserva de sus manuscritos-
su devoción y admiración por su mentor Elihu Robinson, en
cuya biblioteca personal pasaría buena parte de las tardes de su
adolescencia.
LABOR DOCENTE
En 1781, con quince años, el joven John fue requerido por su her-
mano mayor Jonathan para ayudarle como profesor en una nueva
escuela cuáquera en la floreciente ciudad de Kendal, a unos 60 ki-
lómetros de su pueblo de Eaglesfield. El director de la escuela era
su primo George Bewley. La escuela estaba bien dotada-contaba
incluso con un telescopio, un buen microscopio y algunos inge-
nios hidráulicos-, y el salario era más que digno. También tenía
una larga lista de benefactores, por lo que John Dalton aceptó la
invitación de buen grado. Cuatro años más tarde, Bewley aban-
donó la próspera escuela. Así que Jonathan y John, con el dinero
obtenido por su padre hipotecando sus tierras, la compraron. Al
negocio familiar se unió su hermana Mary, que se ocuparía de las
tareas domésticas de la casa, así como de atender a los alumnos
que pagaban por un alojamiento. El negocio empezó a crecer. En
los años más prósperos asistieron a la escuela hasta sesenta alum-
46 LOS DIFÍCILES PRIMEROS AÑOS