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LOS DISIDENTES RELIGIOSOS
          En lo que parece ser un denominador común entre muchos de los científicos
          creyentes - como los conocidos problemas de Galileo con la Iglesia católica, o
          los de Kepler con la luterana- , ni siquiera en épocas más recientes se han visto
          libres de prejuicios.  Y perjuicios. John Dalton pertenecía  al grupo anglicano
          disidente de los cuáqueros, que, junto a otros como los socinianos,  los unita-
          ristas o los cristadelfianos - por citar solo algunos de los más conocidos en la
          época- , veían cercenadas sus aspiraciones académicas.  El  principal motivo
          de discrepancia de estas nuevas doctrinas era el antitrinitarismo. Para ellos,
          Dios es  una  única  persona y  Jesús de Nazaret no habría existido como tal
          hasta el momento de nacer. Aunque atribuyen a Jesús el conocimiento de la
          divinidad, no es considerado hijo de Dios.  También  es  rechazado el Espíritu
          Santo. Todas sus creencias están basadas en interpretaciones propias de los
          textos bíblicos. Aunque con posturas doctrinales diferentes,  la necesidad de
          proporcionar una buena educación a sus adeptos llevó a algunas  d e estas
          escisiones anglicanas a asociarse para fundar escuelas  y academias  propias.
          Así lo hicieron cuáqueros, unitaristas y socinianos en Mánchester, donde John
          Dalton enseñó. Sin embargo, su acceso a los grandes centros del saber, como
          las  universidades inglesas de Oxford y Cambridge, les estaba impedido.





    sos disidentes, corno los socinianos y los unitaristas- se dispo-
    rúan a fundar en esa industriosa ciudad para extender su área de
    influencia.





    PASIONES: METEOROLOGÍA Y BOTÁNICA

    Aunque su primer tutor en Eaglesfield, Elihu Robinson, ya había
    inculcado a John Dalton el interés por la meteorología .:_y más
    en una región de clima tan cambiante corno Curnberland- , sería
    el ímpetu del invidente J ohn Gough quien le convencería para
    comenzar sus anotaciones sobre lo que habría de convertirse en
    una rutina y casi obsesión diaria.  Sus primeros datos están fe-
    chados el 24  de marzo de  1787, cuando Dalton había cumplido
    veintiún años. Los últimos, el día antes. de su muerte en Mánches-






                                            LOS DIFÍCILES  PRIMEROS AÑOS   49
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