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UN PLANETA A TODA VELOCIDAD

                En  la  actualidad se sabe que en el  ecuador la  rotación terrestre alcanza los
                460 m/s, y  la  velocidad  de traslación del planeta alrededor del  Sol  es  de
                30 km/ s. Además, todo el  sistema solar se  ve arrastrado por el  movimiento
                de rotación de la  Vía  Láctea, cuya velocidad es de 270 km/ s.  A estos movi-
                mientos, en los que la  Tierra se ve implicada, hay que añadir la  velocidad de
                la propia galaxia a medida que se va acercando a galaxias próximas, como es
                el caso de Andrómeda. Desde 1986 se  sabe que el  Grupo Local, un conjunto
                de una treintena de galaxias que acompañan a la Vía  Láctea, se  dirige a una
                velocidad de 600 km/ s hacia la constelación de Virgo. Esta velocidad resulta
                del todo anómala, solo explicable si se supone que en Virgo hay un impresio-
                nante conglomerado de materia, al  que ya se  le  ha dado el  nombre de Gran
                Atractor, que sería capaz de arrastrar a todo el Grupo Local hacia sus aledaños.
                Se cree que el superclúster Shapley -compuesto por 17 cúmulos de galaxias
                con su tirón gravitacional- también está dejando su  impronta sobre el Grupo
                Local. El  panorama se  completa con la  propia expansión del universo, que
                tiende a que todo se aleje entre sí.  Como puede comprobarse, el  universo se
                caracteriza  por su  gran dinamismo; nuestro planeta circula a toda velocidad
                por el espacio, aunque el sentido común nos diga otra cosa.

                lExiste un valor absoluto?
                A tenor de todo lo expuesto, ¿cuál es entonces la velocidad de la Tierra? ¿se
                podrían tener en cuenta todos estos movimientos para determinar su  valor
                absoluto? Por definición, la  noción de velocidad es  relativa, lo que significa
                que solo se puede determinar a partir de un punto de referencia. En función
                de dicho sistema de referencia, se puede interpretar que un cuerpo está en
                movimiento  o  está en reposo en  relación con el  resto.  La  física  clásica  se
                fundamenta en  la  idea de que no existe un punto de vista absoluto para
                determinar posiciones o velocidades (lo que contrasta con la física aristoté-
                lica, que privilegia el punto central del universo sobre el resto).





                      la base de la torre se desplazarla, de modo que en ningún caso el
                      objeto caería a los pies del edificio. Como, efectivamente, los obje-
                      tos sí que caen en la base de los edificios,  esto significa  que la
                      Tierra tiene que encontrarse inmóvil. Un simple lanzamiento de un
                      objeto servía de prueba para demostrar la inmovilidad de la Tierra.
                      Así expone el propio Galileo este problema en sus Diálogos, a tra-
                      vés de Salviati, defensor del sistema copernicano:






           94         EL NACIMIENTO DE LA  FÍSICA MODERNA
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